Con su Fiat 500 eléctrico, Paolo Pizzighella demuestra que no hay excusas en la transición hacia la movilidad eléctrica y hasta vacila con el hecho de que su caso es el «Lady Gaga del retrofit».
Se trata de un automóvil con un gran valor emocional, puesto que lo heredó de su abuelo hace más de dos décadas, pero ha estado circulando en él desde que era niño.
Se trata de un vehículo que se remonta a la década de 1970.
El italobarcelonés lo utiliza a diario, principalmente para desempeñar sus responsabilidades laborales.
En tal sentido, hace diez años que reside en Barcelona, donde dirige un negocio especializado en la fabricación de alfombras y felpudos personalizados.
Por lo tanto, cuando el Ayuntamiento de Barcelona introduce la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), prohibiendo la circulación de vehículos durante el horario laboral, Pizzighella decide transformar su Fiat.
La disposición, cuyo propósito es reducir los elevados niveles de contaminación, prohíbe circular en las ZBE de lunes a viernes, de 7 a 20 h.
El incumplimiento de la normativa establecida en las ordenanzas municipales de los municipios afectados prevé sanciones económicas a partir de 100 euros.
Por lo que, para evitar posibles sanciones o la eventual prohibición de utilizar su coche durante el horario laboral, Pizzighella decide llevar el Fiat 500 de regreso a Italia para que lo “electrifiquen”.
«Vendí el automóvil a una empresa, la cual llevó a cabo el proceso de retrofit, y posteriormente lo adquirí de nuevo», detalla.
De esta manera, en Sicilia se encargaron de realizar la transformación, retirando el motor original pero manteniendo el resto del vehículo intacto.
Italia figura entre los países europeos que autorizan el retrofit con el fin de dar una segunda vida a los vehículos afectados por las restricciones circulatorias, en pos de promover una movilidad sostenible.
Actualmente, el coche posee una autonomía de 100 kilómetros, lo que limita su capacidad para realizar viajes extensos.
Sin embargo, cumple con su propósito principal, que es la realización de entregas de mercadería dentro de la ciudad.
En lo que respecta al proceso de carga, Pizzighella expone que suele realizarlo en estacionamientos, centros comerciales o en puntos de recarga disponibles en las vías públicas.
En este punto, enfatiza en la existencia de ciertas dificultades que suele enfrentar en algunas estaciones de recarga.
Entre ellas, la presencia de puntos averiados o el mal funcionamiento de las aplicaciones para realizar la carga.
Un inconveniente que suelen destacar los usuarios es la falta de mantenimiento en la infraestructura de recarga, lo que ha llevado a que varios de estos puntos se encuentren averiados.
Como a su vez, se ha observado que una cantidad considerable de estaciones permanecen inactivas. En tanto, algunos hacen hincapié en la falta de interoperabilidad.
A pesar de ello, Pizzighella sostiene: “Hay algunos fallos, pero realmente logro vivir todos los días sin problemas y quiero motivar a aquellos que deseen sumarse a esta transición”.
Fiat “revive” sus clásicos con motores eléctricos
A través de un proyecto de la agencia Garage Italia, el centro de diseño fundado por Lapo Elkann, la propia marca Fiat se une a la tendencia promovida por el italobarcelonés.
Así, la empresa rebautiza su clásico como Fiat 500 Jolly Icon-e.
Se trata de un modelo con asientos de cuerda, sin puertas y una autonomía de 120 kilómetros.
A su vez, la firma suma el FIAT Topolino, el cual ha vuelto al ruedo junto a Stellantis, con el objetivo de ahorrar los gastos de desarrollo.
Este vehículo 100% eléctrico comparte características técnicas con el AMI y el Rocks-e, pero mantiene la esencia italiana.
Según aseguran desde la empresa, es un coche “hecho para la ciudad que expande la movilidad y la libertad también a los más jóvenes”.
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