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martes 31 de mayo de 2022
Prevén caída de precios de metales para fabricar coches eléctricos ¿disminuirá su coste?
El aumento de los precios de componentes de las baterías significó una suba en el coste total del vehículo eléctrico que suponía una futura crisis en la fabricación, pero parece haberse terminado la tormenta.
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El aumento de los precios de varios metales fundamentales para la fabricación de baterías de coches eléctricos estaría a punto de tocar a su fin y comenzarían a bajar en los próximos años, según estimaciones de los analistas de Goldman Sachs.

Durante los próximos 2 años, el aumento de las inversiones en energías verdes provocarán que desciendan los costes del cobalto, el litio o el níquel, según los datos del banco de inversión.

El aumento de las existencias de estos metales provocará que baje su precio, especialmente en el caso del litio, que acumula una subida interanual del 442% y en esta primera mitad de 2022 se ha encarecido un 129,9%. 

Los inversores han acudido de forma masiva durante los últimos meses al mercado de las baterías para coches eléctricos, conforme la industria automovilística aumentaba sus inversiones en movilidad eléctrica y revelaba sus planes para dejar de fabricar coches de combustión en un futuro cercano.

Aunque según Goldman Sachs se espera que el mercado de las baterías siga creciendo, sus analistas han advertido de que «el precio de los componentes ha provocado un giro debido a la desproporcionada respuesta de la oferta, por encima de las tendencias de la demanda». 

Este estudio de McKinsey prevé que este mercado valga 360.000 millones de dólares en 2030.

«Los inversores conocen bien que el mercado de los metales para baterías tendrá un papel crucial en la economía global del siglo XXI», indican los analistas de Goldman.

«Pese a ese incremento exponencial de la demanda, vemos que el mercado alcista de los metales para baterías ha terminado por ahora», subrayan los expertos del banco de inversión.

El caso del litio en particular

La tecnología reina en estos momentos para fabricar las baterías es la de iones de litio lo que provoca que todo el sector dependa de este metal.

El resultado es que el precio del litio se ha catapultado: en el último año su cotización ha subido un 440%, según el índice que elabora la consultora Benchmark Mineral Intelligence. 

Tanto es así que incluso el presidente del principal fabricante mundial de baterías, la empresa china CATL, que acumula el 32,6% del mercado mundial, Zeng Yuqun, reclamó recientemente al gobierno chino que acelerara la exploración y el desarrollo de nuevos yacimientos de litio ante el incremento del precio. 

La estrategia de Tesla para evitar el aumento de precio

Cuando Tesla anunció sus resultados del primer trimestre de 2022, con récord de facturación pese a los problemas de la cadena de suministro y la subida de precios de varias materias primas, empeorada por la guerra de Ucrania, un elemento importante pasó desapercibido.

«La diversificación de composiciones de baterías es crítica para el crecimiento de la capacidad a largo plazo para optimizar nuestros productos para sus variados casos de uso y aumentar la base de proveedores”, dice el informe de la compañía de Elon Musk.

Y sigue: “La mitad de los vehículos producidos por Tesla en el primer trimestre estuvieron equipados por una batería de litio ferrofosfato (LFP) que no contiene níquel ni cobalto».

Se trata de un detalle muy revelador, que muestra que la apuesta tentativa de Tesla por las baterías LFP, que empezó a emplear a mediados de 2021 en su fábrica de Shanghái para atajar los problemas de suministro, ha pasado a ser una estrategia clave para su supervivencia.

Tanto como para representar una amenaza incluso para la nueva batería 4680 que la japonesa Panasonic le está preparando a Tesla, en la que sí que utiliza níquel y cobalto, que han sufrido grandes subidas. 

Rusia controla el 20% del níquel de mayor calidad lo que llegó a provocar que se paralizara su cotización en el mercado de metales de Londres en marzo. 

Por su parte, el cobalto no ha hecho más que subir, no solo porque Rusia también es productor, sino por los problemas medioambientales que genera su extracción.  Además de los problemas de vulneración de los derechos humanos asociados a su minado en países como la República Democrática del Congo.

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