Algunos países de la región han tomado cartas en el asunto de la electromovilidad, especialmente a través de la definición de un marco regulatorio y un esquema tarifario que permita ordenar e incentivar al segmento.
Sin embargo, para ciertas empresas especializadas es imprescindible que más naciones se sumen a esta tendencia.
“Creemos que los operadores de la red eléctrica van a jugar un rol bastante importante”, advierte Úrsula de la Mata, directora de Mobility para Sudamérica en Schneider Electric, durante la Cumbre de Movilidad Eléctrica en Latinoamérica organizada por Portal Movilidad.
Y agrega: “Debería establecerse un marco tarifario que permita la promoción e incentivo de este uso eficiente de la red, que ayude a minimizar la inversión y evidentemente las pérdidas de transporte de energía”.
De hecho, en países donde la electromovilidad avanza a gran velocidad el foco ha estado puesto en el cobro de energía eléctrica. En algunos casos, esto ya se encuentra definido, mientras que en otros todavía se encuentra en proceso.
Ese es el caso de República Dominicana cuya Superintendencia de Electricidad (SIE), citó a las partes interesadas a debatir en audiencia pública el Reglamento de Tarifas Aplicables a los Sistemas de Recarga de Vehículos Eléctricos.
El objetivo será “ponderar las observaciones que se presenten a dicha propuesta e incorporar las que aporten positivamente al producto final”.
“Uno de los desafíos que tenemos en la región es el desarrollo del marco regulatorio. Algunos países ya tienen algún tipo de iniciativa para el desarrollo de la electromovilidad, como restricciones de circulación y aranceles de importación”, destaca de la Mata.
Luego, explica: “Cada país se encuentra en una situación distinta. Lo mismo sucede con los cargadores. Lo que hace falta es fortalecer todo el ecosistema de la movilidad eléctrica. Esto nos va a ayudar a una masificación de autos eléctricos, que esperamos en el parque automotor”.
Respecto a la red de carga e incentivos tributarios, Latinoamérica encuentra una mayor variedad de escenarios.
Uruguay, por ejemplo, desarrolló una regulación que define cuáles serán los estándares y bajo qué parámetros se instalarán puntos de carga en el territorio. Allí se decidió aceptar tanto el protocolo europeo y chino, aunque bajo ciertas circunstancias no están prohibidos los demás.
En cuanto a beneficios para los importadores y conductores de vehículos eléctricos, la realidad es que hay muchos. Al país únicamente le queda eliminar el IVA a estas unidades, para quedar 100% libre de impuestos, medida que contemplan en la agenda.
Argentina, por su parte, también trabaja en una legislación específica para electromovilidad que promete fuertes inversiones. No obstante, aún no se han tenido nuevas noticias sobre su debate.
Mira el Especial completo: