El Gobierno de Lula da Silva intensifica esfuerzos para promover la producción de vehículos eléctricos en Brasil. Se anuncian medidas y llegan inversiones de pesos pesados del rubro automotriz.

La hoja de ruta es clara: el Estado como inductor de inversión, aranceles a la importación de vehículos eléctricos e híbridos, y beneficios impositivos para las empresas que fabriquen en el país.

A pesar de los cambios de gobierno y sus vaivenes, Brasil aprovecha un momento clave para modernizar plantas, sentar las bases de la electrificación y atraer la mirada del mundo.

Desde que se anunció el programa MoVer (Movilidad Verde) en enero de 2023 -que entró en vigencia este año-, el gigante sudamericano bate récords de inversiones.

Los desembolsos suman en total 19.000 millones de dólares -no todos para manufacturar eléctricos o híbridos-, que se reparten entre más de una decena de jugadores:

– Stellantis: 6.000 millones de dólares

– Volkswagen: 3.200 millones de dólares

– Toyota: 2.200 millones de dólares

– Great Wall Motors: 2.000 millones de dólares

– General Motors: 1.400 millones de dólares

– Hyundai: 1.100 millones de dólares

– Renault: 1.000 millones de dólares

– Caoa: 908 millones de dólares

– BYD: 605 millones de dólares

– Nissan: 565 millones de dólares

– BMW: 100 millones de dólares

El programa impone nuevas reglas para la industria automotriz brasileña. Y la producción se aggiorna en esta transición irreversible que lideran Estados Unidos, China y Europa.

“Nuestro papel es garantizar la estabilidad política, económica, fiscal y legal, y que tengamos previsibilidad de nuestra política. Estos son los ingredientes del éxito”, declara Lula.

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Aunque es cierto que no todos los productos tienen relación directa con vehículos híbridos o eléctricos. Renault producirá el nuevo SUV Kardian con motor a combustión, Nissan renovará la KICKS, y Great Wall una pick-up mediana.

¿Qué se dice por lo bajo? Aunque la reanudación del arancel a los importados encarece el valor final del producto y podría desalentar ventas, hay optimismo en el sector.

Los importadores se stockearon tan pronto como anunciaron la medida, a fin de sostener precios competitivos, y en el largo plazo se impondrá el “Fabricado no Brasil”. Claro que sin romper lazos con el exterior.

Lula le hace un guiño al litio

El plan amplía los requisitos para descarbonizar el parque automovilístico y estimula la producción de nuevas tecnologías en las áreas de movilidad y logística.

Para ello, el Gobierno apuesta también por convertir a Brasil en un centro de manufactura de baterías eléctricas. La lógica es la misma: crear incentivos para estimular inversiones privadas.

De hecho, la región de Mina Gerais es muy propicia para la exploración de litio, el ADN de las baterías. Cerca del 85% de las reservas de Brasil, quinto productor mundial de litio, están en esta región.

Para atraer inversionistas extranjeros, en mayo pasado las autoridades locales lanzaron el concepto de “Lithium Valley” (Valle del Litio), en la sede del Nasdaq.

Según Márcio de Lima Leite, presidente de la Associação Nacional dos Fabricantes de Veículos Automotores (Anfavea), la estrategia es más que viable.

Los fabricantes de coches eléctricos viven una verdadera carrera para garantizar la inversión en minas y hoy hasta participan en empresas del ramo.

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Buses eléctricos con sello local

La producción local de autobuses eléctricos es otro nicho por el que Lula apuesta. Como con el litio, se preparan medidas para apuntalar ese mercado.

Tendrán -eso sí- requisitos de contenido local, atados a la nueva política industrial defendida por la actual gestión.

A mediados del año pasado, Lula inauguró la fábrica más grande de autobuses eléctricos: Electra. Tiene una capacidad para producir anualmente 1.800 unidades y se busca abastecer el mercado interno.

En Brasil, la china BYD tiene otra unidad de producción de buses en Campinas y la también asiática Higer Bus construye una fábrica en Fortaleza para esa misma línea de vehículos de transporte público.

“Nuestra alianza con China es muy importante, pero prefiero que se compren buses nacionales”, expresa el presidente.

La meta es convertir a Electra en “la mayor empresa de vehículos eléctricos para el transporte público con tecnología totalmente nacional”.