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martes 10 de octubre de 2023
Opinión: Reglamento de Infraestructura para Combustibles Alternativos en Europa ¿Apostamos a no perder, o apostamos a ganar?
David García-Pardo Montoya CEO de Veltium Smart Chargers
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En julio de este año, el Consejo de la Unión Europea (el órgano que representa a todos los gobiernos de la UE) adoptó formalmente un nuevo Reglamento sobre Infraestructura para Combustibles Alternativos en Europa, cuyas disposiciones se empezarán a aplicar en breve.

Este reglamento supone un enorme impulso a la descarbonización del transporte (absolutamente en línea con el paquete de medidas ‘Objetivo 55’ de descarbonización de nuestra economía), ya que entre otras cosas fija objetivos claros y ambiciosos de despliegue de infraestructura de recarga de uso público, tanto de electricidad como de hidrógeno, imponiendo medios de acceso y pago a las mismas que sean sencillos y conforme a los usos comunes de los conductores.

¿Por qué es muy importante este reglamento y el desarrollo que se derivará de su aplicación para esos objetivos de descarbonización? Comparto algunas cifras: el transporte es responsable de casi el 25% de las emisiones de efecto invernadero en la UE, y de estas el 71% proviene del transporte en carretera; luego parece que si queremos reducir nuestras emisiones globales éste segmento debería ser el que centrara nuestros mayores esfuerzos de descarbonización.

Sin embargo, el mismo Consejo, a través de un acuerdo de sus ministros de industria, ha cerrado un acuerdo en los últimos días en el que proponen retrasar la entrada en vigor de la norma Euro 7 propuesta por la Comisión Europea (prevista para el 1 de julio de 2025) en la que se fijaba una reducción de las emisiones contaminantes de los vehículos, camiones y autobuses que se vendan en la UE en futuro próximo.

Y esto, en palabras del propio Consejo, con el objetivo de proteger y preservar la industria europea del motor.

Y con esto, ya tenemos encima de la mesa toda una serie de contradicciones:

• Si la regulación europea va a ser tolerante con los vehículos contaminantes durante más tiempo del previsto, ¿cuál es el incentivo de las empresas privadas que están apostando por invertir en infraestructuras de combustibles alternativos? Sus tasas de retorno acaban de aumentar, haciendo sus inversiones menos atractivas.

• ¿Y cuáles son los incentivos de la industria europea del motor para acelerar sus inversiones y completar la transición de sus vehículos a modelos no
contaminantes? Ya no hay tanta prisa…

• Y, por último, y no menos importante, ¿qué tipo de mensaje se está lanzando desde las máximas instancias de nuestras administraciones públicas a los
consumidores finales de estos vehículos? ¿Hay que plantearse ya reemplazar nuestro vehículo de combustión tradicional por otro sin emisiones, o mejor
esperamos un poco más?

No me gustaría que nadie que lea este artículo de opinión piense que no tengo en cuenta el peso en la economía europea (¡y especialmente en el empleo!) de la industria del motor, y el impacto que va a tener la transición en la que se encuentra inmerso.

Todas las reconversiones industriales que he conocido han sido duras para sus sectores, y han supuesto enormes sacrificios para todos los que se vieron afectados. Pero cuando se produce un evento disruptivo que fuerza a la transformación imparable de un sector, la historia nos demuestra que querer retrasarlo o incluso frenarlo solo provoca que aquellos que mayor resistencia han opuesto, al final sean relegados a posiciones del mercado irrelevantes o incluso a su desaparición, adelantados o reemplazados por quienes de forma decidida y sin titubeos supieron aprovechar la oportunidad.

Creo honestamente que es un terrible error apostar a no perder: a no perder beneficios, a no perder empleos, a no perder cuota de mercado introduciendo barreras a los productos de fuera… E intuyo que el coste económico y social de algunas medidas asusta a nuestros representantes políticos. Pero ante lo inevitable debemos apostar a ganar: a ganar en inversiones, a ganar en plazos, a ganar en nuevas empresas y nuevos empleos,
y a ganar en compromiso político y regulatorio.

La sociedad de manera global ya ha decidido que quiere un cambio que ponga la sostenibilidad en el centro de todo, y la movilidad es solo una parte de las muchísimas cosas que están cambiando para siempre. Ahora solo nos queda decidir a cada uno de qué manera queremos ser parte de este cambio.

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