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miércoles 06 de diciembre de 2023
Opinión. Retos y soluciones de la movilidad eléctrica empresarial en Latinoamérica
Mauricio Miranda Head e-Mobility Colombia y Centro América de Enel X
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La movilidad eléctrica está transformando rápidamente el panorama automotriz y se ha convertido en una opción atractiva para las empresas que desean reducir su impacto ambiental y mejorar su eficiencia operativa.

Sin embargo, la adopción de vehículos eléctricos en el segmento empresarial de Latinoamérica presenta ciertos retos que deben ser abordados de manera estratégica.

En este artículo, exploraremos los obstáculos más comunes y ofreceremos soluciones prácticas para superarlos.

Uno de los principales obstáculos que enfrentan las empresas al considerar la transición a vehículos eléctricos es el costo inicial más elevado en comparación con los vehículos tradicionales de combustión interna + infraestructura de potencia + infraestructura de recarga.

Para superar este reto, es importante que las empresas consideren los beneficios a largo plazo, como el ahorro en combustible y mantenimiento, así como los incentivos fiscales y financieros ofrecidos por los gobiernos y entidades financieras.

En comparación con los vehículos de combustión interna, los vehículos eléctricos tienen un menor costo de mantenimiento (40-60%) debido a la simplicidad del diseño, menor cantidad de piezas móviles, ausencia de cambios de aceite y filtros de aire, y una menor necesidad de reparaciones mecánicas debido a la simplicidad de sus sistemas.

Además, el costo de carga eléctrica es significativamente más bajo, entre 45-55% que el de los combustibles fósiles, lo que puede generar un ahorro sustancial en la factura de combustible.

Así mismo, es fundamental evaluar la viabilidad financiera a través de análisis detallados de retorno de inversión a largo plazo (≥15 años), que es tiempo prudente para evaluar tanto el vehículo eléctrico como la infraestructura necesaria.

Otro reto común es la limitada disponibilidad de modelos de vehículos eléctricos en el mercado latinoamericano. Para solucionar esto, es crucial trabajar en estrecha colaboración con los fabricantes de automóviles y buscar alianzas estratégicas para impulsar la diversificación de la oferta.

También es recomendable explorar opciones de importación y adaptación de vehículos eléctricos provenientes de otros mercados.

Así mismo, se debe reflejar en el precio final al cliente todos los beneficios fiscales y financieros que se proponen en las nuevas políticas de movilidad eléctrica de nuestros países.

La falta de conocimiento es otra barrera que tenemos al querer implementar proyectos en empresas.

Existen tres aristas en este proceso, la primera, llevar a cabo una campaña educativa que informe los beneficios ambientales, económicos, tributarios, fiscales, no monetarios y de imagen corporativa asociados a la adopción de esta tecnología.

La segunda y tercera, técnica/operativa + financiera, se deben soportar entre las marcas de vehículos, operadores de red, distribuidores de infraestructura de recarga, comercializadoras de energía y entes financieros, desde el primer momento que se visita a una empresa que tiene interés por la implementación de un proyecto, con el fin de presentar una oferta integrada que dé solución a la medida de las diferentes industrias.

El desarrollo de una infraestructura de carga confiable y accesible es crucial para fomentar la adopción de la movilidad eléctrica en el segmento empresarial.

La disponibilidad de puntos de carga cercanos a los centros de distribución y a las rutas de servicio permitirá a las empresas utilizar vehículos eléctricos de manera práctica y conveniente, eliminando la preocupación por la autonomía limitada de las baterías.

Esto, a su vez, reducirá las barreras y aumentará la confianza de las empresas para invertir en flotas eléctricas. Aunque ha habido avances, todavía
existen desafíos importantes en el desarrollo de infraestructura de recarga.

Entre estos desafíos se encuentran la falta de estandarización de los sistemas de carga, la falta de puntos de carga en áreas rurales y la limitada capacidad eléctrica de algunos lugares.

Es necesario tener políticas públicas estructuradas, que permitan sinergias entre el sector público y privado para facilitar la implementación de proyectos.

Sin una planificación y coordinación entre los stakeholders del ecosistema será muy difícil tener infraestructura eficiente para las industrias, ya que, de acuerdo con las operaciones y capital de inversión, las soluciones podrán ser exclusivas, mixtas o totalmente públicas.

La innovación no se puede quedar por fuera en el desarrollo de esta industria, pero no solo puede estar enfocada en la tecnología, tipología, autonomía y
baterías de los vehículos, sino también en la creación de modelos de negocio que derriben barreras para poder implementar un proyecto.

Es por esto que existen modelos como el Charging as a Service, liderados por ENEL X en la región, donde el cliente no debe colocar Capex para el desarrollo de un proyecto de movilidad eléctrica, y se genera un cargo por suscripción mensual durante x años, donde se empaqueta la energía + infraestructura eléctrica + infraestructura de recarga + OM cargadores (mantenimiento/operación) + energía en algunos casos.

Otro de los modelos es el Set & Charge, donde se utilizan espacios que tienen potencia subutilizada en ciertos horarios y se instalan cargadores para que las industrias tengan su operación de recarga en estos espacios, así se generan ingresos que no se tenían proyectados para los dueños de estos espacios y las industrias pueden cargar sin invertir en un electroterminal propio.

Como conclusión, la movilidad eléctrica está emergiendo como una solución sostenible y rentable para las empresas latinoamericanas. Los incentivos
gubernamentales, el ahorro de costos a largo plazo, la mejora de la imagen corporativa, el desarrollo de infraestructura de carga y la innovación en tecnología y modelos de negocio son factores clave que impulsarán su adopción.

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