El próximo viernes 10 será decisivo para la decisión del Gobierno de anunciar a finales de mes el impuesto a la importación de coches eléctricos a partir de diciembre.

La comisión de asuntos técnicos – CAT- envió a consideración de GECEX, el comité ejecutivo de la cámara de comercio exterior.

Al respecto, una nueva recomendación que validará o no la propuesta de Associação Brasileira do Veículo Elétrico (ABVE) de reducir del 35% al ​​20% y diluir el plazo hasta en cinco años en un tiempo, al contrario de los tres años ya anunciados.

La posibilidad de que el Gobierno dé marcha atrás es mínima pero existe. La defensa de la asociación está basada en que cambiar el impuesto ahora es cerrar el mercado.

La nueva propuesta enviada al CAT también prevé una mejora en el volumen de cuotas, alrededor de 30 mil unidades a repartirse entre todas las empresas.

El Gobierno aún no lo ha hecho oficial y no ha dejado claro cómo se distribuirá. El Ministerio de Industria tendrá que hablar sobre esto.

Ricardo Bastos, presidente de ABVE, también pide que se respeten los barcos en tránsito y los pedidos realizados.

“Pedimos un plazo de 90 días para que todo comience, del mismo modo que estamos esperando con sensatez la nueva Rota 2030 porque, de hecho, Brasil no puede cerrarse”, apunta.

Asimismo, la asociación solicita concretar primero la movilidad verde (nueva Ruta 2030) con normas de producción local y continuar con el nuevo plan fiscal.

“El mercado de vehículos electrificados en Brasil todavía se considera incipiente, cercano al mismo sector que en los países europeos y asiáticos, pero viene creciendo continuamente”, destaca ABVE.

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Actualmente y por ahora, los coches eléctricos son todos importados y están exentos del impuesto. Sin embargo, el Gobierno volverá a cobrar este impuesto y esto debería dar como resultado que el valor final del automóvil sea alrededor de un 10% o un 20% más alto.

El favorito del momento, por ejemplo, el BYD Dolphin, se vende por R$ 149.800 y la misma marca promete el Seagull, un compacto que probablemente costará hasta R$ 110 mil, para el primer trimestre de 2024.

Para el consultor Cássio Pagliarini, de Bright Consulting, el modelo en cuestión, el Dolphin o el GWM Ora 03, podría costar entre R$ 175.000 y R$ 180.000.

“Hice algunos cálculos y llegué a un aumento del 9,5% en el precio final si el impuesto de importación es del 10% para un auto 100% eléctrico. Si es del 20%, el vehículo aumenta un 18,9%. Todo es proporcional”, explica.

Cabe señalar que la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos a Motor (Anfavea) defiende la devolución del impuesto a la importación de vehículos eléctricos.

La entidad se argumenta como un pilar para el desarrollo de la industria nacional. El impuesto ha sido cero desde 2015.

“Quien va a invertir en Brasil piensa: ¿voy a invertir en la producción de un auto eléctrico en el país o lo voy a importar? Será importado, porque cuesta menos producirlo en el extranjero que en nuestras propias fábricas”, asegura el presidente de Anfavea, Márcio de Lima Leite, en conferencia de prensa.

Para Pagliarini, es necesario proteger el mercado interno mediante una barrera fiscal: “Esta barrera debe ser conocida con antelación y ser gradual, permitiendo a las empresas adaptarse a las normas”.

También según la consultora, la devolución del impuesto podría suponer un aumento directo del precio de los vehículos electrificados.

“Tal como están las cosas hoy, si el impuesto de importación es del 10%, el resultado inmediato será una disminución en las ventas de vehículos electrificados, ya que no hay tiempo para montar la fábrica y producir. Los precios de los vehículos electrificados aumentarán y el volumen vendido bajará”, detalla.