La tecnología Hyperloop, transporte basado en cápsulas que circulan dentro de túneles al vacío a alta velocidad, lleva ya casi una década de investigaciones, pero su masificación aún presenta desafíos.
Si bien sus posibles aplicaciones pueden incluir el transporte de personas, gran parte de su potencial puede estar en el de carga, permitiendo una alternativa sostenible y de menores plazos de tiempo.
Uno de los proyectos que está explorando el uso de la tecnología es el de la empresa Hyperloop Transportation Technologies (HyperloopTT), basada en Alemania, el cual consta de una cápsula para carga y camiones eléctricos autónomos. El diseño está a cargo de la consultora española Mormedi.
“Una vez definidos los requisitos del producto pasamos al diseño de la cápsula y del camión que mueve los contenedores no solo dentro de la zona de carga y descarga sino hasta los centros logísticos, para que luego se haga el reparto de última milla”, explica Jaime Moreno, fundador y CEO de Mormedi, a Portal Movilidad.
El sistema promete la sustitución de vehículos pesados y busca liberar espacio urbano al reducir aquel que ocupan los contenedores en los puertos.
Las cápsulas que se emplean funcionan con batería, lo que hace que sea libre de emisiones, y todo el sistema HyperloopTT puede generar un excedente de energía a través de paneles solares ubicados a lo largo de las líneas y estaciones.
“Con la experiencia en estos años, cada vez soy más creyente de que veremos más hyperloops en un tiempo razonable: tecnológicamente es factible, por lo que el gran reto ahora es regulatorio”, asegura Moreno.
Ya que todavía la tecnología es relativamente nueva frente a otras soluciones de transporte sostenible, aún hay complejidades burocráticas a resolver para un mayor despliegue.
A pesar de ello, desde Mormedi creen que en el último años se han dado “pasos agigantados” en esta materia con la conformación de un equipo de trabajo a nivel europeo para crear ese marco regulatorio necesario.
“Eso es clave, porque cuando esté ese sistema, la decisión será puramente económica para ver si realmente es rentable: es como con los trenes de alta velocidad, en los que la infraestructura tiene un coste más alto que el tren mismo”, dice el experto.
En ese sentido, el hecho de que más ciudades y proyectos estén apostando por sus propios hyperloops hace que esta demanda regulatoria sea más apremiante.
En el caso de España, la compañía valenciana Zeleros trabaja en un prototipo, con diálogos sobre la posible construcción de una pista de pruebas en el futuro próximo en Castilla la Mancha o Andalucía.
El gran despliegue efectivo de la tecnología y el abandono de la etapa de maqueta por una a gran escala, por ahora, hace que muchos vean al hyperloop como una apuesta a futuro, con quienes afirman que se dará a fines de esta década.
Para Moreno, el hecho de que sean varias las entidades que están probando su desarrollo de forma simultánea puede ayudar a reducir esos tiempos.
“Hay varias apuestas económicas importantes a la vez, lo que puede facilitar que el proyecto sea más factible”, asegura.
Soluciones para movilidad urbana
El otro gran foco en el que está trabajando Mormedi en materia de movilidad sostenible es el del transporte urbano.
En el pasado estuvieron a cargo del diseño del Torro Velocípedo, un vehículo eléctrico de tres ruedas presentado en 2017 con la consigna de que fuera práctico y ágil en entornos de ciudad.
A futuro, la empresa contempla avanzar en un nuevo microvehículo, un segmento en alza en el que han incursionado automotrices como Citröen, con el modelo Ami, un pequeño cuadriciclo eléctrico y biplaza lanzado al mercado este año.
“Habrá más demanda en las ciudades: son para distancias cortas y más básicos, pero muy competitivos en coste”, define Moreno.
El proyecto es para series cortas, que apunten a las decenas de miles de unidades y no a los millones, con una comercialización más cercana a la de un electrodoméstico.