De cara a la próxima votación a realizarse en el Consejo de la Unión Europea entre lunes y martes de la semana entrante, se han encendido las alarmas a causa del posicionamiento de tres países clave.
Se trata de Italia, Francia y Alemania, naciones que han generado «revuelo» tras emitir una serie de declaraciones que hicieron dudar al sector respecto a la posición de su voto.
La principal potencia económica mundial y automotriz, Alemania, ahora pone en duda su acompañamiento a la medida, paradójicamente, luego que votara en positivo en el último debate realizado en el Parlamento.
Días atrás, el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, sorprendió afirmando que «seguirá habiendo nichos para los motores de combustión».
¿Cuál fue el argumento? Dando señales a los empresarios del rubro planteó que la prohibición era una equivocación y que el Gobierno alemán no estaría de acuerdo con esta nueva legislación europea.
Las diferencias al interior de los Gobiernos también se replicó en Italia, donde se han visto posiciones encontradas entre los ministros de distintas áreas.
La apelación a la “Enmienda Ferrari” también ha permitido dudar del posicionamiento, a pesar que, al igual que Alemania, Italia ha votado a favor de la medida.
Parlamentarios italianos lanzaron el texto legal que busca eliminar los vehículos con motores de combustión interna del mercado europeo a partir de 2035, pero dejando por fuera a los fabricantes que tienen menor volumen.
Marcas como Ferrari o Rolls-Royce, que tienen este tipo de propulsión como la estrella de sus catálogos, podrían quedar exentos, siempre y cuando no comercialicen más de 1.000 unidades al año. Pagani o Koenigsegg también podrían ingresar a este grupo selector.
El camino parecía fácil, pero todo se ha terminado agravando por el poder de fuego de estos actores. Y también con la posición de Francia, quién preside la Unión Europea y se mantendría neutral hasta la fecha de la votación.
No es un factor menor reconocer que uno de los grupos más importantes de la región, Stellantis, ha anunciado recientemente su retirada de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), disconforme con los lineamientos de la conducción respecto a la descarbonización del transporte.
Carlos Rico, experto en electrificación de Transport & Environment, en una entrevista con Portal Movilidad España analiza el panorama: “Francia va a ser clave, a causa de lo sucedido con Stellantis. Ahora el grupo ya no necesitará contar con una posición conjunta, por lo cual con su salida de la ACEA podría hacerle lobby al Gobierno francés, velando exclusivamente por sus intereses”.
En recientes declaraciones, Stellantis se ha comprometido a electrificarse en 2030, pero tras las recientes declaraciones de Carlos Tavares, principal referente de la firma, esto se ha puesto en duda.
«La velocidad a la que estamos intentando movernos por el motivo correcto, es tan alta que la cadena de suministro y las capacidades de producción no tienen tiempo para ajustarse», declaró el martes a los medios de comunicación, después de que la empresa anunciara una nueva planta de baterías para vehículos eléctricos de 2.500 millones de dólares en Indiana.
“Existe la posibilidad de que estén tratando de convencer al Gobierno francés de que no apoye la normativa”, advierte Carlos Rico.
La disputa por los votos
En esta ocasión, los 27 jefes de Estado de los países miembro, el presidente de la Comisión Europea y del Consejo de la Union Europease reunirán para definir el futuro del sector automotriz y la viabilidad del cumplimiento de los objetivos de descarbonización impuestos para el 2050.
Es en este contexto que Transport & Environment alerta sobre el futuro de la industria. «Si no se vota el 2035, no se cumplirá con los objetivos que nos liberarán de los motores a combustión para el 2050″.
Y en este sentido lamenta que «no podríamos cumplir los objetivos climáticos de neutralidad fijados para esta fecha».
“No solo ello, estaríamos dando una visión errada, que no demuestre que la electromovilidad es el futuro”, agrega.
En este marco, Cristian Quílez, responsable de proyectos de ECODES, reconoce en diálogo con Portal Movilidad España “la urgente necesidad de que los países tomen conciencia de lo que hay en juego”.
Al respecto, sostiene: “Sería pura hipocresía que los países que hayan votado a favor ahora lo hagan en contra, porque todos ellos están a favor del Pacto Verde Europeo y a la par de la estrategia de descarbonización”.
Cuando el Consejo vota una propuesta de la Comisión o de Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, se alcanza una mayoría cualificada, necesaria para dar pase a la normativa, si se cumplen dos condiciones:
- el 55 % de los Estados miembros vota a favor, lo que en la práctica significa 15 de los 27 Estados miembros
- los Estados miembros favorables a la propuesta representan al menos el 65 % de la población total de la UE
Este procedimiento también se conoce como regla de la «doble mayoría».
Por ello, Francia, Italia y Alemania toman mayor relevancia, debido a que cuentan con gran parte de la población del continente.
Los países de Europa del Este, por si solos, no permiten alcanzar minoría de bloqueo que permita darle luz verde a la regulación.
“Nuestros mensajes se centran en que España mantenga su postura inicial, visto que en el Parlamento Europeo no fue posible que España votara por un incremento en ambición”, sostiene en este sentido el responsable de proyectos de ECODES.
¿Qué hay en riesgo?
De no aprobarse la normativa en el Consejo de la Unión Europea entre el próximo lunes o martes, se deberá dar un paso atrás para debatirse en el pleno.
Esto, no solo significa que se contará con menos tiempo para aplicar las medidas de descarbonización, sino que también generará una serie de señales confusas para la transición a una movilidad más sostenible.
“Si esto no se aprueba, se van a relajar las expectativas, los compromisos, una cuestión de riesgo, ya que hay que tener en cuenta que estamos hablando de que el transporte, que es el sector que más emisiones provoca”, admite Cristian Quílez, responsable de proyectos de ECODES.
Antecedentes en el Parlamento
El pasado 8 de junio, se puso en riesgo la propuesta para reducir en cinco años la limitación a los motores a combustión.
A pesar del pedido del Partido Popular Europeo (PPE) de suavizar el veto, la Eurocámara avanzó sobre el informe presentado por la Comisión de Medio Ambiente (ENVI), con 339 votos a favor, 249 en contra y 24 abstenciones.
Mientras tanto, con 264 votos a favor, 328 en contra y 10 abstenciones, los eurodiputados rechazaron la enmienda que proponía instalar el pase del objetivo del 100% de reducción de emisiones al 90% para dicho ejercicio.
El escenario de la votación parecía estar asegurado. Todo vislumbraba la posibilidad de que la medida, que pretende cumplir con la meta de neutralidad climática en 2050, sea aprobada hasta que los conservadores y algunos liberales renovaron su apuesta por suavizar el objetivo.
Pese a las complicaciones en las negociaciones, el 2035 pudo avanzar en el Parlamento, permitiendo así allanar el camino a la propuesta que incluye un avance gradual con una meta intermedia de reducción del 55% de las emisiones contaminantes de los nuevos coches y furgonetas en 2030 y reducirlas a cero cinco años después.