El debate eterno sobre cómo desplegar la recarga pública parece no tener fin, pero los estudios parecen indicar que la carga de los coches correrá por otro lado. Un estudio de Bloomberg indica que el 90% se realizará en domicilios particulares.
“Lo realmente importante es lo que ese cargador tenga la potencia y la energía necesaria en el momento en que el el conductor llega a cargar”, comenta Enrique Pastor, Global Sales Vicepresident eMobility Division de Schneider Electric.
Uno de los puntos claves que apunta el especialista en la gestión de energía es que de ahora en más la carga de vehículos eléctricos deberá hacerse sin afectar al resto de las instalaciones.
De realizar en un domicilio particular otros electrodomésticos estarán conectados como un aire acondicionado, iluminación y otros sistemas que afectan a cómo funciona la electricidad.
“La gestión de las fuentes de energía y el software de gestión serán claves para poder controlar este punto”, explica Pastor.
También otro factor a tener en cuenta, si la carga pasará en un 90% en hogares, es que el usuario tenga acceso a la financiación adecuada para la infraestructura.
Porque instalar un punto de recarga en un edificio involucra una adecuación de la infraestructura de distribución eléctrica, en baja y en media tensión. “Si no somos capaces de adecuarlas el despliegue del vehículo eléctrico se vería ralentizado”, explica el Global Sales Vicepresident.
Igualmente, Pastor comenta que “es muy importante” el que se puede hacer una gestión de la energía y de la potencia existente sin tener que añadir grandes cantidades adicionales.
“Este sistema es más conveniente porque a nadie le gusta ir a una gasolinera o a un sitio especial para cargar el coche, si lo puedo cargar en mi casa no me tengo que desplazar a ningún sitio”, comenta Pastor a Portal Movilidad España.
El escenario para una recarga hogareña es favorable, el coche va a estar parado durante mucho tiempo y la potencia adecuada es la más baja posible.
“Estamos viendo que los cargadores en corriente alterna de los de los vehículos ligeros se están estabilizando en torno a los 7,4 y 11 kilovatios”, explica especialista de Schneider Electric.
En ocho horas el vehículo estaría cargado con una capacidad de recorrer hasta 600 km y además no todos los días será necesario recargarlo.
La carga en carreteras
Según Pastor aquí “hace falta mucha potencia” y deberá ser la máxima posible para que el usuario que para está transitando una carretera recargue su vehículo en el menor tiempo posible.
Actualmente los cargadores disponibles alcanzan los 200 kW de potencia pero la industria se encuentra en desarrollo de puntos de recarga más potentes.
“Aquí tenemos que evaluar las condiciones de seguridad, porque a más potencia más peligro puede haber”, explica el especialista.
Y este suma: “La velocidad de carga de los vehículos tiene un límite, vemos que cuando la recarga de la batería llega al 30 o 40%, la potencia desciende drásticamente y en el último tramo de la carga se reduce prácticamente a los niveles de corriente alterna”.
Pero asegura que estos puntos de recarga serán utilizados de manera ocasional o de urgencia y no en la mayoría de los casos.