Ayer, el Gobierno uruguayo presentó el Fondo de Innovación en Energías Renovables, programa financiado por la Organización de Naciones Unidas que busca potenciar la segunda transición energética del país, tras alcanzar el 98% de la matriz eléctrica proveniente de fuentes renovables.
Cabe recordar que Uruguay fue seleccionada el año pasado, junto a tres países más, para recibir este apoyo de 10 millones de dólares. El monto apalancará el financiamiento privado a iniciativas innovadoras y sustentables, que van desde la movilidad eléctrica y la descarbonización industrial hasta el desarrollo de tecnologías relacionadas al hidrógeno verde.
“Tenemos que avanzar a la segunda transición, la cual implica atender desafíos. Uno de ellos es ver qué hacemos con el transporte y la industria. En lo que respecta al primero, iremos por la electrificación”, asegura Omar Paganini, ministro de Industria Energía y Minería (MIEM), durante el acto de presentación.
Y agrega: “Sabemos que para el transporte de corta distancia y particular la tecnología actual incluye a las baterías. Los retos, en este sentido, son financieros. Debemos saber cómo hacer para viabilizar un capex mayor y un opex menor, y generar los incentivos adecuados para una electrificación mayor y el desarrollo de una infraestructura asociada a la electromovilidad”.
A su vez, destaca que este fondo también puede ayudar a derribar los obstáculos que genera el transporte pesado y de larga distancia.
“Allí tenemos desafíos mayores. Sin embargo, está apareciendo la tecnología asociada al hidrógeno verde como una opción fuerte. Estamos recibiendo proyectos de inversión interesantes y, a la vez, nos embarcamos para auspiciar pilotos a definir para fin de año con el apoyo de UTE, ANCAP y de ANII”, señala Paganini.
El dinero permitirá, según el ministro, nuevas inversiones en proyectos que impliquen flamantes tecnologías para incorporar tanto a la electromovilidad como el almacenamiento y la gestión de la demanda.
“El objetivo es apalancar medidas tendientes a la segunda transición en todos estos aspectos, incorporando de manera innovadora al sector privado y tratando de ser inteligentes para que este apalancamiento haga viable una inversión potenciada. El gran desafío de este proyecto es que estos fondos semilla bajen los riesgos”, advierte el funcionario.
Luego, cierra: “Esperamos que todo esto traiga beneficios ambientales y socioeconómicos, la creación de empleo y máyor inclusión”.
El monto que recibirá Uruguay es de 10 millones de dólares no reintegrables. De ellos, se descuentan 400.000 por concepto de gastos administrativos, mientras que 2,1 millones se utilizarán para la elaboración de estudios y análisis de prefactibilidad.
Los 7,5 millones de dólares restantes serán la base para emprender acciones que permitan que Uruguay desarrolle con éxito una segunda transformación energética.