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martes 12 de marzo de 2024
Es hora. La electrificación del transporte público como oportunidad para achicar la brecha de género
Al priorizar la inclusión y la diversidad en todas las etapas de su implementación, los buses eléctricos pueden contribuir significativamente a la creación de ciudades más equitativas y accesibles para todas las personas. En esta nota, los casos de Chile y Colombia.
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La Rolita está integrada por 195 buses eléctricos que impulsan la sostenibilidad y la equidad de género con un 60% de sus conductoras mujeres.
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Más allá de sus beneficios ambientales y económicos, los buses eléctricos también representan una oportunidad única para abordar una preocupación social urgente: la brecha de género en el transporte.

Históricamente, las redes de transporte público fueron concebidas desde una perspectiva masculina, sin tener en cuenta las distintas formas en que hombres y mujeres se desplazan por las ciudades. 

Esta falta de consideración se refleja en la planificación de los sistemas de transporte, que tienden a privilegiar los traslados hacia las áreas productivas, ignorando otras formas de movilidad, como las tareas de cuidado, que suelen recaer mayoritariamente en las mujeres.

Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, en América Latina y el Caribe, más del 50% de los usuarios del transporte público son mujeres

Haciendo hincapié en que los sistemas de transporte no siempre están diseñados teniendo en cuenta sus necesidades y perspectivas, ¿es posible repensar una nueva forma de trasladarnos que sea más inclusiva y equitativa con toda la sociedad?

Es en este punto donde entran en juego los buses eléctricos como una herramienta para achicar la brecha de género.

Con más de 5000 buses eléctricos en circulación en la región, América Latina se posiciona como líder en esta iniciativa y brinda oportunidades concretas para abordar la desigualdad de género en toda la cadena de valor.

Leer más: Así queda conformado el «mapa» de los buses eléctricos en Latinoamérica en 2023

La transición a la movilidad eléctrica con perspectiva de género abre la puerta para la contratación e incorporación de conductoras al sistema de transporte, la participación en el desarrollo e ingeniería del bus y a puestos de liderazgo en el sector del transporte.

“No hay dudas de que la electromovilidad trae beneficios directos a las mujeres”, indica Eleonora Pazos, head of UITP Latin America Regional Office.

“Las mujeres tienden a realizar una variedad de viajes, desde trayectos cortos hasta largos, que abarcan desde la movilidad laboral hasta la de cuidados, pasando por actividades educativas y de compras”, agrega sobre las maneras de desplazarse.

En este sentido, la transición hacia el transporte público eléctrico no solo tiene beneficios ambientales y económicos, sino que también impacta directamente en la calidad de vida de las mujeres urbanas.

Los datos demuestran que contribuyen a mejorar la accesibilidad, seguridad y comodidad del transporte público, aspectos que son fundamentales para las mujeres que dependen de él en su día a día.

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El caso de Chile: más mujeres electroconductoras, mayor autonomía económica

Santiago es reconocida internacionalmente por su liderazgo en la adopción de buses eléctricos, con una flota que supera las 2.400 unidades, convirtiéndola en la ciudad fuera de China con más buses eléctricos del mundo.

No solo se destacan por sus flotas cero emisiones sino por las acciones que llevan adelante para abogar por un transporte más equitativo, justo y seguro.

Para Paola Tapia, directora de Transporte Público Metropolitano (DTPM), la necesidad de incorporar a más mujeres en el sector es crucial para lograr una planificación más integrada de las ciudades, con una visión completa desde la perspectiva del transporte público. 

En el país, repensar la ciudad y el sistema de transporte público desde una perspectiva de género, permitió que las mujeres formen parte de cada una de las dimensiones de esta área, impactando directamente en el mercado laboral.

Esto se evidencia en el programa “Mujeres conductoras” que busca su incorporación a la Red Movilidad y, a dos años de su implementación, incrementó la presencia femenina en un 60%.

Impulsado por el DPTM, es una alianza que incluye a empresas prestadoras de servicio de transporte y municipios, que permite realizar en forma gratuita el curso para obtener la licencia A3, capacitaciones para conducir buses de transporte público y asegurar un contrato una vez aprobado el programa.

“Actualmente, el 8.5% de los conductoras son mujeres, muchas de ellas electroconductoras, conduciendo autobuses eléctricos”, revela Tapia a Mobility Portal Latinoamérica.

Este número representa a 1526 mujeres a las que no solo se les brinda la posibilidad de tener autonomía económica a través del empleo sino también la autonomía personal para desarrollarse en esta actividad.

La directora del DTPM hace un llamado a la colaboración entre el sector público, la academia, el sector privado y la sociedad civil para seguir avanzando en la inclusión de más mujeres en roles clave del transporte público y la movilidad urbana. 

Además, se promueve su participación en movilidad a través del Directorio de Transporte Público Metropolitano y la Fundación Mujeres en Movimiento. 

“Creemos firmemente en que hay un compromiso con los derechos de las mujeres a participar en actividades económicas y alcanzar su máximo desarrollo y compatibilidad con la vida personal y familiar”, subraya.

Actualmente, el directorio de transporte público tiene más de un 43% de mujeres trabajando y, a través del Observatorio Internacional de Movilidad y Género, se incorporan esas diversas perspectivas y se trabaja en conjunto para promover una movilidad inclusiva y equitativa en Latinoamérica y en todo el mundo.

La experiencia de Colombia y su impacto en la seguridad de las mujeres

Colombia cuenta con la operadora pública distrital La Rolita que está marcando un hito en la movilidad urbana y demuestra que el transporte público puede ser seguro, equitativo y cero emisiones.

La Rolita está integrada por 195 buses eléctricos que impulsan la sostenibilidad y la equidad de género con un 60% de sus conductoras mujeres.

Ofrecen pruebas de conducción a nuevas conductoras, desde el proceso inicial de obtención de licencias de conducción C2 hasta la operación en las rutas operativas del Sistema Integrado de Transporte Público – SITP de la ciudad. 

Este enfoque inclusivo se refleja en la composición de su personal, que abarca jóvenes, personas mayores, migrantes, víctimas del conflicto armado y miembros de la comunidad LGBTI.

El diseño de La Rolita incluyó horarios flexibles, guarderías, apoyo en cuidado infantil y una infraestructura apropiada a lo largo de la ruta.

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Vale destacar que el liderazgo femenino también está presente en otros aspectos clave del sector de la movilidad en Bogotá. 

Es que, tanto la Secretaría de Movilidad, Transmilenio y la Terminal de Transportes están lideradas por mujeres.

María Fernanda Ortíz, gerenta General de Transmilenio en Colombia, comenta que el 52% de los usuarios totales del transporte público son mujeres y que la iniciativa “mejora la accesibilidad y seguridad”.

Sin dudas el trabajo de los sistemas masivos y estratégicos del país ayuda a mejorar las condiciones de seguridad de la mujer, tanto de las usuarias como de las conductoras.

Hoy en día cuentan con más de 1485 buses y más de 700 conductoras que llevan adelante el trabajo.

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