En un escenario de transformación, el presidente de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP), Alejandro Stipanicic, manifiesta que “para descarbonizar y reducir emisiones, que es el objetivo que tenemos, es fundamental la neutralidad tecnológica”.

Aunque, el ejecutivo señala que “no nos podemos sesgar a una sola forma de energía”. De manera tal que también anuncia ciertos limites que encuentra la electrificación.

“El transporte de carga, de pasajeros de media y larga distancia, marítimo y aéreo directamente no es electrificable”, detalla el especialista.

Entonces, en la transición de segmentos como lo son el transporte de mercancías, ¿qué alternativas diagrama el sector eMobility uruguayo?

Es así que Stipanicic pone sobre la mesa posibles variantes y la necesidad de generar oportunidades de negocio para los operadores privados.

“Todas las formas de energía y de movilidad tienen que ser aceptables, pasarán por sus tamices, competirán entre sí y prevalecerán las que sean más convenientes”, plantea el presidente de ANCAP en el Cuarto Foro de Movilidad Sostenible organizado por El País Uruguay. 

Un papel preponderante en el transporte

Lo cierto es que el hidrógeno jugará un rol clave en esta nueva dirección que tiene como horizonte forjar un país cada vez más sostenible. 

Aquí, cabe destacar que durante la VIII Semana de la Energía, el Gobierno de Uruguay presentó su plan de acción sobre dicha alternativa sostenible. 

De manera tal que respecto a los usos particulares en movilidad, la ingeniera María José González, coordinadora del programa hidrógeno verde y asesora del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), indicaba:

“En Uruguay, en principio, el mayor potencial se encuentra para combustibles marítimos y de aviación. También, en el mercado doméstico de transporte pesado para las largas distancias y camiones de mucha carga que, por ahora, no se pueden electrificar”.

La agenda establece una serie de fases para concretar sus proyectos en los usos finales para transporte.

Durante la primera, que va de 2022 a 2025, la idea es desarrollar regulación, los primeros proyectos piloto y atraer los proyectos iniciales a escala de exportación.

Se estima, en consecuencia, llevar adelante uno o dos proyectos de pequeña escala implementados en casos de usos de transporte (camiones pesados, buses de larga distancia y vehículos agrícolas).

En la segunda, que abarca desde 2026 a 2030, se buscará la expansión nacional y el inicio de los primeros proyectos a escala de exportación.

Así, se planean más proyectos domésticos vinculados a fertilizantes y transporte terrestre y marítimo.

Por último, en la tercera fase (a partir de 2030), la mira está puesta en el mercado nacional a gran escala y el crecimiento acelerado de las exportaciones.

En ese entonces se buscarán más proyectos para el mercado interno.

Para el impulso de estas iniciativas, será necesario contar con mecanismos de regulación, incentivos, acuerdos bilaterales, licencia social y de generación de capacidades.

Entre los resultados aguardardos, se encuentra que en 2040 nuestro país facture 1900 millones de dólares anuales y genere más de 30.000 puestos de trabajo de calidad.

17 camiones a hidrógeno verde hacia 2025

Mediante la implementación del Proyecto H24U, conformado por un consorcio de las empresas Saceem y CIR, alrededor de 17 camiones pasarán a hidrógeno verde (H2).

Es por ello que la propuesta recibirá 10 millones de dólares del Fondo Sectorial de Hidrógeno para ejecutar el primer emprendimiento comercial de transporte de carga que utilizará el H2 como energético. 

Según Noelia Medina, asesora en la Dirección Nacional de Energía (DNE) e integrante del grupo interinstitucional de hidrógeno en el Ministerio de Industrias, Energía y Minería de Uruguay (MIEM), se prevé que la planta comience a operar en julio de 2025.

“Por lo tanto, el proceso de reconversión de unidades deberá ser antes de esa fecha”, explicaba la especialista en diálogo con Mobility Portal Latinoamérica. 

La iniciativa permitirá impulsar el desarrollo de normativas y conocimiento, que permitan luego escalar la tecnología a otras actividades a nivel nacional, generando experiencia e insumos para el desarrollo de políticas públicas enfocadas en el desarrollo sostenible.