A inicios de 2022 las autoridades gubernamentales dieron a conocer la Hoja de Ruta de Hidrógeno Verde (H2V), donde el transporte juega un rol fundamental. Para llevarla adelante, próximamente se publicará la Estrategia.
Jone Orbea, líder de Movilidad Eléctrica en América latina y el Caribe del PNUMA, explica: “Presentamos este estudio para captar la atención de quienes piensan en invertir en hidrógeno verde en el país y saber si realmente ven, al igual que nosotros, que esto puede ser una realidad”.
Por su parte, Jorge Rivera Staff, secretario nacional de Energía, reconoce: “Tenemos condiciones necesarias -como agua y energías renovables- para producirlo en Panamá. Se trata de un vector energético aplicable a diversas actividades como el transporte. Es parte de la agenda de transición energética”.
Lo cierto es que las autoridades buscan reducir para el 2030 unas 10.000 kilotoneladas y para el 2050 unas 60.0000 de emisiones totales acumulativas.
¿Pueden las tecnologías de H2V contribuir a bajar las cifras?
Desde el PNUMA estiman que hacia 2030 habrá un 1% de vehículos impulsados por hidrógeno, para el 2040 un 25% y para el 2050 un 45%, porcentaje que se traduce en 66.000 unidades, mayormente camiones.
“Asumiendo que todos esos vehículos utilizan H2V, y teniendo en cuenta promedios de los kilómetros recorridos por año, el consumo de combustible y la cantidad de kilogramos de dióxido de carbono emitidos por cada uno de ellos, podemos estimar qué cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero son reducidas por sustituir los a diésel», explica Esteban Echeverria Fernández, consultor de tecnologías de hidrógeno del PNUMA.
Y, durante el evento virtual “Aplicaciones del hidrógeno verde en el sector transporte de Panamá”, calcula: «Serían unas 1.300 kilotoneladas al año para el 2050”.
Posibles proyectos futuros
Para descarbonizar el sector transporte, el estudio plantea cuatro posibles proyectos que podrían llevarse a cabo.
El primero tiene que ver con desarrollar una flota de camiones de carga para que una compañía de logística ofrezca una opción de servicio cero emisiones, cobrando un adicional.
Para realizarlo, se requiere de los vehículos, repuestos, infraestructuras y equipos de mantenimiento.
El segundo consiste en utilizar buses impulsados por hidrógeno para el transporte público de pasajeros. Como entidad operadora proponen a MiBus, quien se ocuparía de los gastos, por ejemplo, de la infraestructura.
En este caso, la clientela sería el ciudadano normal que utiliza micros diariamente. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que, como el precio del pasaje actual está regulado, este no podrá modificarse.
El tercero se relaciona con implementar camiones de basura, donde el cliente sería también el ciudadano normal.
El cuarto y último se vincula con una flota de remolcadores que la adquiriría la Autoridad del Canal de Panamá.
Si bien todas estas iniciativas son factibles de llevar adelante, la que podría ser aplicada de manera más sencilla es la de los buses propulsados por hidrógeno.
“En cuanto a la factibilidad técnica, si el micro falla se puede utilizar uno a diésel temporalmente y al usuario no lo afectará porque solo quiere llegar a su destino. En cambio, si el camión se rompe no puede aparecer uno a combustión porque el cliente pagó por servicio premium. Además, no hay muchos camiones de basura de éstos en el mundo y solo hay un remolcador”, reconoce Echeverria Fernández.
Sobre la factibilidad ambiental, todos presentan aspectos a favor, a excepción de los recolectores ya que recorren pocas distancias, reduciéndose una menor cantidad de emisiones en comparación con los otros casos.
Finalmente, todos los casos mostraron complejidades en la factibilidad financiera, por lo cual se necesitarán fondos de concesionarios o subsidios.