¿Sacarle el motor a mi auto y transformarlo en eléctrico?…Así comenzaba una larga conversación con un amigo con final abierto, dado que mi sorpresa fue que a medida que transcurría la charla parecía que, de cierta manera, estaba algo informado sobre el tema.
Actualmente existe un mayor interés por parte de consumidores en conocer más detalles sobre conversiones (retrofit), situación impensada hace dos o tres años atrás. Muchos usuarios empiezan con esta experiencia transformando su segundo auto de uso familiar.
Varios casos de éxito en la región demuestran que es posible convertir un vehículo a combustión en eléctrico a través de mano de obra especializada y con componentes de calidad como ser controlador, motor y packs de baterías necesarios para disponer de un larga vida útil de aproximadamente ocho años. Además genera un potencial de exportación e ingreso de divisas a través del valor agregado.
Los costos de conversión en la región, varían por país, pero en promedio oscilan entre USD 7.000 y USD 15.000, es decir aproximadamente entre 1/3 y la mitad del valor de un vehículo eléctrico de fábrica dependiendo el mercado, su autonomía, categoría de vehículo., entre otras características. Los tiempos de mano de obra son de aproximadamente entre dos y tres semanas.
Francia y Australia fueron uno de los primeros países en crear un marco regulatorio para esta nueva industria, lo cual ha logrado un crecimiento de la cantidad de startups que se han desarrollado alrededor del retrofit.
En el caso de Francia, el vehículo debe ser convertido con un kit homologado que deberá cumplir ciertos requisitos en términos de exigencias de seguridad en talleres especializados. Además es necesario realizar las legalizaciones de la conversión ante las entidades de control que permiten su circulación.
En cuanto a las automotrices, Renault acaba de anunciar que convertirá 100.000 autos usados a eléctricos hasta 2030, como parte de su estrategia de ReFactory a través de su empresa de movilidad, Mobilize. De esa manera tendrá una segunda vida como vehículo particular y también podría ser incorporado dentro del modelo de carsharing. Por otro lado fabricantes como VW y GM están haciendo lo suyo
El impulso del retrofit en la región también se evidencia a través de la reciente creación de la Asociación Latinoamericana de Retrofit (ALR), que junto a las organizaciones pertenecientes a ALAMOS, apuestan a integrar conocimientos técnicos y generar el contexto adecuado para colaborar con los gobiernos en la creación de regulaciones y protocolos que permitan conversiones con estándares de seguridad y más accesibles a través de la promoción de incentivos en Latinoamérica., tal como ocurre en algunos países de Europa.
Muchos gobiernos de América Latina ya se han pronunciado sobre las oportunidades que genera este tipo de tecnologías mediante la creación de valor y mano de obra, a través de una legislación adecuada que permita un mayor desarrollo dentro del sector.
Al margen de los beneficios que ofrece el retrofit en términos de ahorro económico y de generación de nuevos empleos mediante la formación técnica dirigida a mecánicos en talleres, concesionarios y fábricas, se convierte también en una nueva alternativa que contribuye a reducir el impacto ambiental a través de la descarbonización del transporte, potenciando la economía circular.
Después de todo, recordemos que Tesla, hoy la compañía automotriz con mayor valor en el mercado, hizo sus primeros pasos a partir del retrofit de un Lotus Elise.