El mercado bogotano es uno de los que mejor respondió en cuanto a incorporación de vehículos livianos individuales. Hace aproximadamente diez años arribaron las primeras motos eléctricas al país y hasta comienzos del 2017 existía un vacío legal y eran tratadas como bicicletas por lo que utilizaban las ciclorrutas.
El 2 de febrero de 2017 se establece la Resolución 160 que determina que toda unidad que supere en peso los 35 kg, 20 km/h de velocidad y 350 vatios de potencia es considerada motocicleta. Por lo que requieren licencia de conducir, matrícula del vehículo y seguro obligatorio (SOAT).
Las bicicletas permanecen libres de restricciones y desde el Gobierno se fomenta su uso. La capital colombiana cuenta con 550 km de ciclorrutas permanentes más 80 kilómetros temporales.
Julián Martínez, de Be Electric, recuerda que en el momento en que surgió esa normativa bajaron las ventas porque el motivo de compra era que no requerían licencia, matrícula, ni seguro, pero que con el tiempo comenzaron a reactivarse.
“Tuvimos un lapso de dos años en el que la normativa fue suspendida por la demanda de un usuario y hace unos meses se volvió a activar. Durante todo este tiempo, policías y personal de control, como había un vacío jurídico no solicitaban los papeles correspondientes. Por lo que muchos usuarios hoy en día siguen transitando sin ellos”, menciona.
La firma fue uno de los comercializadores consultados al momento de establecer la regulación. Según comenta, en ese momento se insistió para incluir patinetas eléctricas, pero como todavía no había en el país, hicieron caso omiso.
En este sentido, refiere: “Las patinetas están en el aire, la regulación es nula. Todavía no es un problema, pero lo va a ser, esperemos que no llegue a haber accidentes o personas heridas. Desgraciadamente, no creo que tomen medidas antes de que algo de eso pase”.
Toma como ejemplo el caso de España donde a comienzos de año la Dirección General de Tránsito estableció que no podrán superar los 25 kilómetros por hora. El conductor tiene la obligación de someterse a pruebas de alcohol y drogas y prohíbe el uso del teléfono móvil y auriculares. Además, exige el uso de casco y determina multas.
“Los peatones ya se sienten invadidos, incómodos por compartir las vías. Las patinetas a veces pasan muy rápido por tu lado. En los carros pasa algo similar”, sostiene.
En Colombia hay un antecedente que es la Resolución 336 del 25 de julio 2019, por la cual se reglamentan las condiciones para el otorgamiento del permiso de uso para el aprovechamiento del espacio público para la actividad de alquiler, préstamo o uso compartido, a título oneroso o gratuito de patinetas.
Dejando de lado las normativas, de acuerdo a Martínez, el motivo principal por el cual se compran una moto eléctrica no es el ecológico, es por el ahorro a nivel operativo, en impuestos nacionales y seguros.
En el momento en que salió la normativa, se logró que el costo del SOAT sea el de una cuarta parte respecto al de una moto tradicional. Asimismo, la exención de impuestos nacionales en motores de hasta 5000 vatios.
No obstante, admite: “Hay casos de comercializadores que le dicen a los usuarios que no existen requisitos para la circulación y eso genera ruido en el mercado. Justo estamos en la etapa en que se debe formalizar la reglamentación”.
Otro motivo de elección es la facilidad de manejo por la falta de cambios y embrague, el sistema de aceleración y frenado es tan simple como una bicicleta.
En 2019, en Be Electric vendieron 600 unidades de las cuales el 80% fueron bicicletas eléctricas y patinetas. Este año tuvo un vuelco por el contexto sanitario y el 80% de las ventas pasaron a ser de motos y se espera cerrar el año con 900 vehículos más en circulación.