La idea de cambiar los taxis amarillos por los verdes en Medellín definitivamente no maduró. Ante la promesa de que por las calles de la ciudad rodarían 500 vehículos eléctricos, la meta solo se encuentra en el 3,8%, es decir, 19 carros. La poca oferta de estos carros en el país y su alto costo han sido el gran enemigo de este medio de transporte.

Este es el balance que se tiene 398 días después de que se abriera la convocatoria por parte de la Alcaldía de Medellín, la segunda de esta serie que tenía una meta mucho más ambiciosa que la anterior y que únicamente sumó 11 taxis verdes más en las calles de Medellín, ya que antes de la misma había ocho, de 200 que se habían prometido.

¿Por qué no despega?

Ante este panorama, la Alcaldía de Medellín atribuye que esta estrategia no despega por tres factores: los costos de los vehículos, la poca disponibilidad de los mismos y los cambios en las tasas de interés de las entidades bancarias.

En cuanto a los elevados costos de los vehículos, el gerente de la empresa Tax Individual, Fabián Quintero, señaló que un vehículo de estos puede costar hasta $130 millones, más del doble de lo que cuesta un carro a combustible nuevo, además, los incentivos eran muy bajos.

“Nosotros manifestamos que el incentivo debía ser de $50 millones y no de $17 millones, para incentivar su compra”, señaló el empresario ante la poca aceptación en la primera instancia.

Para que hubiera mayor interés, en la estrategia implementada por la Alcaldía de Medellín, que se dio a conocer el 18 de agosto del año pasado, se buscaba que durante tres años quien adquiriera el carro eléctrico podía contar con su taxi amarillo por tres años con el objetivo de librar este carro nuevo.

Pero los resultados no fueron los esperados, teniendo en cuenta los cambios que ha venido presentando el sistema financiero, clave en la ecuación para que se puedan adquirir estos automotores.

Según explicó el gerente de Tax Individual, “la tasa de interés está demasiado alta al superar el 2%, lo que hace que los conductores tengan reservas y su decisión se base en su capacidad económica”.

Para terminar de complementar el caos que tiene frenada esta estrategia de modernización del servicio público, no hay suficientes vehículos homologados para satisfacer la demanda propuesta.

Según explicaron desde la Alcaldía de Medellín, solo hay una empresa, Renault, que tiene este tipo de vehículos eléctricos para taxis, “pero sus altos costos ha imposibilitado cerrar cualquier negociación”, dijeron desde la Secretaría de Movilidad de Medellín a El Colombiano.

Y la otra empresa que estaba liderando este proceso, BYD, y ofrecía los carros eléctricos para taxi a menores costos, no cuenta con inventario para agilizar este proceso. De hecho, siete de los 11 que entraron bajo esta nueva convocatoria lo hicieron con esta empresa.

Este nuevo panorama ha hecho que, según la Alcaldía de Medellín, haya 88 conductores que estén en espera de que aparezca uno de los carros verdes para poderlo adquirir. Además, según Tax Individual, hay más personas interesadas, pero están a la espera de que mejoren las condiciones económicas para acceder a estos.

Taxi eléctrico en Medellín

¿Soluciones?

Pero el objetivo primordial es no parar con el cambio de los amarillos a los verdes y por ello, como primera medida, la Secretaría de Movilidad de Medellín amplió la resolución de la convocatoria hasta el 31 de diciembre de este año, diligenciando el formulario que pueden solicitar en la empresa de transporte o en la Secretaría de Movilidad de Medellín.

Desde las empresas se vienen adelantando conversaciones con el Gobierno Nacional para que se adelanten líneas especiales de crédito para que los intereses sean lo suficientemente favorables para que los conductores puedan hacer un esfuerzo y hacerse con su taxi amigable con el medio ambiente.

Mientras tanto, además de permitirle al taxista conservar su carro a combustible sin ver afectado su cupo, desde EPM se le entregan $400.000 mensuales, durante un año, al conductor que acceda a tener su taxi verde como incentivo.

Pero más allá de las buenas intensiones, por ahora Medellín está lejos de tener un transporte público amigable con el medioambiente desde que no haya suficientes esfuerzos para hacerlo tan asequible como los vehículos de gasolina.