Este año, la ciudad de São Paulo va a renovar su flota de autobuses del actual modelo diésel a uno eléctrico, con baja emisión de contaminantes. La meta del ayuntamiento de la capital es que en 2024 se electrifique el 20% de la flota, lo que corresponde a casi 2600 vehículos.
El impulso a la renovación de flota lo dio el Ayuntamiento en octubre de 2022 con la prohibición de compra de autobuses diésel.
En su momento, esta medida fue criticada por las empresas de autobuses por los altos costos que implicaría, sin embargo Clayton Barcelos, profesor del Instituto Tecnológico de Mauá, explica que las grandes ciudades brasileñas postergaron por mucho tiempo la transición a energías más limpias, lo que llevó a esta medida aparentemente tomada abruptamente.
Según el ingeniero eléctrico Thompson Lanzanova, para que el autobús eléctrico se considere realmente limpio, la fuente de energía utilizada para cargar las baterías del vehículo también debe ser de una fuente renovable para no emitir gases de efecto invernadero .
Pero hay algunos inconvenientes en esta transición, uno de los cuales es el alto costo de adquisición.
Una unidad de bus eléctrico cuesta en promedio 2 millones de reales, mientras que un bus diesel cuesta alrededor de 700 mil. Además, está el tema de la baja autonomía: con una recarga de tres a cuatro horas, los modelos más nuevos recorren un máximo de 250 kilómetros.
Para el ingeniero eléctrico Thompson Lanzanova, las ciudades resuelven este problema con planificación previa y nuevas tecnologías.
El profesor Clayton Barcelos, del Instituto Tecnológico de Mauá, también comentó que estimular la producción nacional de baterías es un desafío del propio país para poder producir los principales componentes de los autobuses eléctricos.
Solicitado, el sindicato de empresas de transporte colectivo de São Paulo, Spurbanuss envió una nota informando que está dispuesta a colaborar con las empresas operadoras y que cumplirá con todos los requisitos del ayuntamiento.