A meses de que Lula asuma la Presidencia, el Ministerio de Fomento, Industria, Comercio y Servicios (MDIC) de Brasil anunció la vuelta del impuesto de importación a los vehículos eléctricos, híbridos e híbridos enchufables.
Se dispuso así la reanudación gradual de las tasas que empezaron a regir a partir de enero, con una alícuota inicial del 10% para el caso de los eléctricos puros.
La carga fiscal se irá incrementando de forma escalonada hasta julio de 2026, fecha en la cual el tributo a los cero emisiones pasará a ser del 35%, es decir, la misma que para los vehículos de combustión.
Fijados por las autoridades federales, los porcentajes del tributo variarán según los niveles de electrificación y los procesos de producción de cada unidad.
La medida sorprende considerando los guiños que el dirigente brasilero dedicó a la industria de la electromovilidad apenas iniciado su mandato, tales como la creación de la Secretaría de Economía Verde o el diálogo con BYD para que produzca coches eléctricos en Bahía.
En esta misma línea su ministro de Hacienda, Fernando Haddad, declaró que fomentaría el uso y la producción de vehículos no contaminantes en Brasil, como los eléctricos.
¿Por qué el gobierno decidió reanudar el impuesto?
Según comentó Ricardo Bovo, director de la Asociacion Brasileña de Propietarios de Vehículos Eléctricos Innovadores (ABRAVEI), en una entrevista para Mobility Portal, el porqué de esta política se explica en tres motivos.
En primer lugar, el rol del etanol se encuentra fuertemente consolidado en el país, siendo competencia para el sector eMobility.
Asimismo, los detractores de los vehículos de nueva generación argumentan que su desarrollo -sin estar acompañado de las inversiones en distribución eléctrica correspondientes- podría derivar en un colapso del sistema enérgetico.
“Creen que todos cargarán su coche al mismo tiempo provocando un blackout. Si todos los vehículos a combustión fueran cargados al mismo tiempo, también habría desabastecimiento. Además, tenemos 66 millones de vehículos, incluso siendo optimistas se tardarían más de 20 años en transicionar a vehículos eléctricos”, agregó Bovo.
En tercer lugar, hay quienes dicen que la transición a la movilidad eléctrica genera desempleo, siendo que un modelo eléctrico puede reducir hasta un 90% las piezas y suministros de la carrocería.
¿Qué opina el sector de las nuevas medidas?
Si bien la reanudación del impuesto es interpretada como un retroceso en materia de políticas públicas de incentivo a la electromovilidad al encarecer el precio de los vehículos electrificados, el sector se mantiene optimista.
El director de Abravei asegura que el número de ventas no se verá afectado al corto plazo, siendo que los importadores se stockearon tan pronto como anunciaron la medida, a fin de sostener precios competitivos una vez que la misma empiece a regir.
Incluso con este nuevo impuesto, las perspectivas para la industria son favorables.
En 2022 los eléctricos batieron el record absoluto registrado con 49.245 nuevas matriculaciones en el año, es decir, un 41% más que el año precedente.
Esto se explica en parte por la mayor oferta y número de automotrices oferentes de vehículos de nueva generación.
“Esto permite que aumenten las posibilidades para que una persona de clase media pueda acceder a un coche de estas característica”, explica Bovo.
¿Cuánto deberán pagar los vehículos eléctricos importados?
Según explica Diogo Seixas, CEO de EVPV Power, a partir de enero la alícuota que pagan los importadores de eléctricos puros será del 10%. En julio de este año, el porcentaje aumentará al 18%, en julio de 2025, al 25% y finalmente en julio de 2026, al 35%.
También desde enero, el impuesto a la importación de los modelos híbridos está fijado en el 15%. En julio de este año, la alícuota se incrementará al 25%, en julio de 2025, al 30%, y en julio de 2026, al 35%.
Finalmente, los híbridos enchufables que ingresen al país deberán pagar un tributo del 12% a partir de enero de 2024. La carga dará del 12% a partir de julio de este año, del 20% a partir de julio de 2025 y del 28% a partir de julio de 2026.
El importe del tributo se calculará sobre el excedente de una cuota de exención individual.
Es decir, que si el monto importado es inferior a tal cuota, no se pagará ningún impuesto de importación por vehículos de dicha categoría.
En el caso de los BEV, dicho límite estará fijado en US$ 283 millones hasta julio de 2024, en US$ 226 millones hasta julio de 2025 y en US$ 141 millones a julio de 2026.
En los HEV, la cuota de exención es de US$ 130 millones hasta julio de 2024, de US$ 97 millones hasta julio de 2025 y de US$ 43 millones a julio de 2026.
Para los PHEV, el monto pasará a ser de US$ 226 millones hasta julio de 2024, de US$ 169 millones hasta julio de 2025 y de US$ 75 millones a julio de 2026.
Exención de pago del IPVA
En otro orden de ideas, con el objetivo de aumentar la recaudación tributaria en Pandemia algunos Estados de Brasil, entre ellos São Paulo, suprimieron la exención de pago del impuesto IPVA de la cual antes gozaban los vehículos electrificados.
El IPVA consiste en un pago anual del 4% del valor del coche del que se es propietario, de acuerdo a una tabla oficial del gobierno subestatal.
La pandemia pasó, pero el impuesto se mantuvo, de forma que las autoridades generaron una suba en el precio de los coches eléctricos.
Referentes de ABRAVEI hoy se encuentran en contacto con legisladores paulistas para presionar la reactivación de dicho beneficio.
No obstante, cabe destacar que en São Paulo se mantuvieron otros incentivos no fiscales a la electromovilidad, tales como la exención de Rodizio para los coches limpios.
Esto es, que los automóviles de nueva generación no se vean afectados por la restricción a la circulación de vehículos a combustión, por medio de la cual dentro de ciertas franjas horarios solo podrán circular coches con ciertas patentes.
Esta medida se encuentra vigente en el municipio de São Paulo desde 1997, con el propósito de reducir el congestionamiento en las principales arterias viales de la ciudad durante los horarios de mayor movimiento.