Lula se reúne en China con fabricante de vehículos eléctricos que negocia una fábrica en Bahía

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se reunió este jueves en Shanghai con el director general de la empresa de vehículos eléctricos BYD, Wang Chuanfu.

La empresa china está negociando una fábrica de coches eléctricos en Camaçari, Bahía.

En el encuentro, acompañado de ministros y gobernadores que forman parte de la delegación, el director general de la empresa habló sobre las políticas chinas que permitieron el desarrollo en China de una industria de vehículos eléctricos, tanto desde turismos hasta autobuses de transporte público.

El gobernador de Bahia, Jeronimo Rodrigues, participó en la tarde de este jueves del encuentro con Lula.

El gobernador llegó a China antes que la comitiva de Lula y visitó el domingo dos fábricas de BYD, una que fabrica coches eléctricos y otra que fabrica autobuses eléctricos.

Las dos unidades producen más de 400.000 vehículos al año.

«Vamos a luchar para llevar esa industria a Bahía«, declaró el gobernador.

La empresa china negocia con Ford la toma de la planta industrial de la automotriz estadounidense en el polo industrial de Camaçari.

BYD dejó en claro que no tendría problemas para establecer una nueva planta, según fuentes consultadas.

«Señalaron que, a veces, adaptar un sitio lleva más tiempo que hacerlo desde cero», comentó una de las fuentes brasileños.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva inició este jueves su tercera visita de Estado a China. El objetivo del Gobierno brasileño es «relanzar» las relaciones con el país asiático, que desde 2009 es el principal socio comercial de Brasil, pero que bajo el Gobierno de Jair Bolsonaro ha sido objeto de críticas.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva defendió, en su primer discurso en China, la lucha contra la pobreza y las reformas de los organismos multilaterales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y afirmó que Brasil «está de regreso» en el escenario internacional luego de una ausencia «inexplicable».

Pero el presidente fue más allá y cuestionó por qué los países necesitan el dólar para respaldar sus negocios.