Una de las principales barreras que distancian a un potencial comprador de un coche eléctrico es la autonomía, cuestión que ha hecho que los fabricantes se lancen en una constante investigación para llevar sus alcances al máximo.
Es así que, el director de CIDETEC, Óscar Miguel, expone: “Nos estamos comparando con soluciones, que pese a lo ambiental, funcionan muy bien, y eso hace que necesitemos baterías con una capacidad de 600-700 kilómetros”.
Frente a esta premisa, analiza cuáles son algunas de las opciones tecnológicas en las que se encuentran trabajando para alcanzar estas cifras tan deseas.
El electrolito sólido es uno de los elementos que permiten una de las mejores alternativas que hoy hay en el mercado, debido a que tiene numerosas motivaciones.
La inicial es que permite prescindir del electrolito líquido, un, componte que sugiere una alta peligrosidad a la hora de trabajarlo, por lo cual el empleo de su versión sólida permite un trabajo más seguro.
Asimismo, es un componente que abre la puerta a que se puedan añadir otro tipo de elementos tales como el litio metálico. Es así que este punto se convierte en uno de sus principales fuertes.
“Esta opción permite una gran densidad de energía, pero también ofrece una serie de retos técnicos”, alerta en este sentido el especialista.
En el proceso de carga y descarga suelen formarse estructuras de crecimiento que pueden llegar a ocasionar cortocircuitos internos, que atentan directamente contra la seguridad y la calidad del producto final.
A lo largo de su intervención en el seminario “Las baterías, el alma del coche eléctrico”, también ha apuntado que, actualmente, se tiende a buscar soluciones basadas en electrolitos poliméricos hibridados, con cantidades medidas de electrolitos líquidos y sólidos.
Una realidad que supone es que: “esta tecnología no sustituirá por completo a otras, sino que vendrá a complementarlas en el proceso gradual que será la consecución de mayores autonomías de estos segmentos de cero emisiones”.
Es bajo esta idea que desde CIDETEC, una organización de investigación aplicada que integra a tres centros tecnológicos de referencia internacional en Almacenamiento de Energía, Ingeniería de Superficies y Nanomedicina, estudia todas las posibles aplicaciones para las baterías de vehículos eléctricos.
Hoy por hoy su actividad abarca toda la cadena de valor, desde la química hasta su aplicación final, con una clara apuesta por la transferencia de tecnología a la industria.
Es así, que de la mano de sus clientes, diseñan y desarrollan celdas, módulos y packs de baterías a la medida de sus necesidades.
De manera que brindan servicios tecnológicos de validación de materiales, fabricación de plantas piloto, ingeniería y pruebas de batería.