Argentina | Aviones
lunes 22 de enero de 2024
De La Plata al mundo. La historia del docente de la UNLP que construyó el primer avión a base de litio
El prototipo de avión del ingeniero oriundo de La Plata, puede llevar una carga de hasta 180 kilos y es amigable con el medio ambiente.
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El ingeniero aeronáutico, profesor de la Facultad de Ingeniería de la UNLP y miembro del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA), Claudio Rimoldi; desarrolló el primer avión a base de litio.

El prototipo de la aeronave puede transportar hasta dos pasajeros y llevar una carga de hasta 180 kilos. Además consume la mitad de los motores tradicionales y no contamina.

Desde muy chico, Rimoldi soñó con desarrollar máquinas voladoras y junto a un equipo de la universidad, en convenio con la empresa AVIEM Aeronáutica S.R.L., logró materializar aquella pretensión.

El avión a base de litio se desarrolló con el objetivo reducir costos, ya que los motores eléctricos que utilizan litio consumen menos combustible, en el caso de autos híbridos; o incluso nada, cuando los vehículos son totalmente eléctricos.

La diferencia se observa también en el rendimiento: los motores de este tipo utilizan hasta un 95% de la energía almacenada, mientras que los de los autos actuales o los utilizados en aviones con motores a explosión, motos, autos o camionetas aprovechan apenas, en el mejor de los casos, un 25% de rendimiento capaz de producir ese combustible.

Asimismo, el costo de mantenimiento en este tipo de motores es mucho más bajo, son además más silenciosos y bajan o eliminan las emisiones de gases de efecto invernadero.

Si bien Argentina tiene fuentes de generación de energías limpias (eólica, hidráulica, solar, etcétera), tener tecnología de baterías de litio es una combinación ideal para paliar la contaminación ambiental que producen los vehículos convencionales, es una alternativa para cargar baterías con energía proveniente de fuentes limpias, no de la quema de combustibles fósiles.

El antecedente en materia de desarrollo

El litio es un elemento presente en elementos cotidianos como los celulares y sin él no hubiera sido posible desarrollar baterías para estos dispositivos; es un material estratégico, dado que no se lo encuentra en todo el mundo, como sí sucede con, por ejemplo, el cobre.

Hasta el 2020, la Argentina era la cuarta reserva de este recurso del mundo, alcanzando casi un 30% de la producción global.

Pero la aeronave no fue el único vehículo con este tipo de energía. Claudio y su equipo ya hicieron un colectivo totalmente impulsado por energía eléctrica, desarrollado junto a la empresa de transporte público de La Plata Nueve de Julio, que según definió el ingeniero, fue la génesis para pensar en un vehículo aéreo.

«Desarrollamos un área de electromovilidad terrestre siendo el primer prototipo un triciclo impulsado con baterías de litio, vehículo que unió a la ciudad de La Plata con Mar del Plata en el año 2012; nunca se había realizado este tipo de viaje con un vehículo puramente eléctrico. De ahí en más no paramos gracias a que tenemos a un experto y referente en la materia, el Ingeniero Electrónico Guillermo Garaventta», contó el experto.

Existen en el mundo elementos de «electromovilidad terrestre», como los nuevos autos híbridos o los que son totalmente eléctricos, pero colectivos, tricíclos u aviones escasean, por no decir que, al menos por ahora, no existen.

En Argentina no hubo proyectos antes que este pero en Europa hay un gran mercado y existen empresas que han desarrollado aviones totalmente eléctricos.

En Suiza, por ejemplo, la instrucción de alumnos en escuelas de pilotos se realiza con aviones impulsados con energía eléctrica.

El proyecto

La pandemia no impidió que Claudio y su equipo ideen otro tipo de transporte que pueda funcionar con litio ya que, en los últimos meses del 2020, comenzaron a pensar en un avión con ese tipo de propulsión.

Tuvieron que analizar varios factores, lo que les sirvió para avanzar en el plano teórico del proyecto.

Finalmente, a fines del 2021 el Decano de la Facultad y Director del CTA, Marcos Actis, se puso en contacto con el Ingeniero Aeronáutico Ernesto Acerbo, con quien Claudio había trabajado en su juventud.

Ernesto es gerente de la empresa AVIEM Aeronáutica S.R.L ubicada en General Rodríguez, es representante comercial de aviones de otros países y fabricante de un diseño propio de avión, el AVIEM 100.

«Nosotros teníamos una estimación del tipo y potencia del motor eléctrico a usar, las baterías, su peso, etcétera. Al analizar las prestaciones del avión concluimos que era la plataforma adecuada para utilizarla en el proyecto, en el cual trabajamos 4 ingenieros y becarios, guiados por nuestros corazones aeronáuticos«, contó Rimoldi a El Destape.

No fue para nada fácil el proyecto, diferentes situaciones hicieron que todo tardara más de lo esperado, entre ellas la crisis mundial producto de la guerra entre Ucrania y Rusia o la situación de Argentina y la región en sí.

Después de un arduo camino de trabajo llegó el tan ansiado día: «Ver al avión en su etapa final es increíble y pensar que somos los primeros en realizar esto aún más, es entrar en la historia, fue una emoción enorme», destacó.

Es cuestión de tiempo para que las baterías de litio puedan ser utilizadas para viajes más largos porque evolucionan de manera rápida y, a medida que aumenten su capacidad de proveer energía por unidad de peso, se podrán alcanzar mayores distancias o permanecer más tiempo en el aire en el caso de un avión.

Por esto el personal altamente capacitado y las instalaciones, como laboratorios y equipos de la UNLP pasarán a la historia como precursores, eso sin contar la inversión que significa que futuros ingenieros cosechen experiencia con este tipo de proyectos, algo indispensable para su formación.

La Universidad Nacional de La Plata desarrolla el primer avión eléctrico del país

La Universidad Nacional de La Plata desarrolla el primer avión eléctrico del país

Mirando hacia atrás, Claudio no puede dejar de pensar en lo feliz que sería su yo del pasado si supiera a qué se dedica en la actualidad:

«De niño me imaginé involucrado en proyectos de vehículos espaciales, helicópteros, aviones, inventando y desarrollando máquinas voladoras; hoy ver muchas de esas ideas concretadas, es increíble, más no puedo pedir», subrayó.

Pero Claudio nunca pensó en si mismo, también quería que todos pudieran disfrutar de las las mejoras que la ciencia puede brindar:

«Siempre soñé con un país con desarrollo tecnológico propio, industrializado, que pueda generar productos de alto valor agregado como, por ejemplo, Cicare S.A. que comercializa helicópteros de diseño propio, proyectos con el aporte de las universidades a las empresas para potenciar el desarrollo productivo. Esto que comento no es más que ser un país soberano».

Por último, el docente dejó un mensaje para quienes quieren apostar por el desarrollo argentino:

«Quiero decirle a nuestra juventud que sueñe y que pelee por esos sueños, que con constancia y esfuerzo se llega, que Argentina tiene, sin dudas, universidades públicas de primerísima línea, donde los van a formar y les darán las bases para concretar esos sueños».

La historia del docente

La familia de Claudio llegó de Italia a fines del siglo XIX, antes de que la ciudad de La Plata existiera como tal.

El ingeniero se define como «platense de la cuna, de alma» ya que, cuando empezaron a construir la ciudad, sus antepasados se fueron a vivir ahí y él todavía no había nacido.

Esa familia fue la que le inyectó ganas de ser quien es hoy:

«A los 7 u 8 años le decía a mi madre que quería ser ingeniero nuclear, no sabía de qué se trataba pero seguro me inspiraron las series que veía en donde siempre había un científico que inventaba cosas».

De cierta forma, su familia materna regó la plantita del sueño del docente de la UNLP, ya que su tío y su abuelo eran muy del oficio, amantes además de informarse sobre cada novedad mecánica:

«Mi tío era un genio, tornero como pocos en mi ciudad, y mi abuelo leía mucho, sobre todo le interesaba lo técnico», detalló.

Y agregó: «Al lado de mi casa estaba el taller de ellos, pasaba horas ahí, viendo y aprendiendo, prestando atención a todos los detalles». Los medios lo terminaron de alimentar.

«Mi abuelo compraba el diario La Razón, donde venía una revista con los avances tecnológicos de la época que él me ayudaba a leer. Yo le decía ‘la revista muy interesante’, nombre que muchos años después tuvo otra publicación», recordó.

El 20 de julio de 1969 alunizó el Apolo 11, hecho que marcó la historia de la humanidad casi tanto como la de Claudio:

«Lo vi en el tele blanco y negro junto a mi abuelo, imposible olvidar ese momento. No tengo dudas que vine a este mundo a esto, es mi pasión», destacó emocionado.

Luego de un arduo trabajo del CTA en el campo de las baterías de litio para uso espacial, y casi 40 años después de marcado a fuego el Apolo 11 en la mente de Claudio, sus sueños de influir de alguna manera en la carrera espacial se vincularon más con revolucionar energías que, en principio, tenían «las ruedas sobre la tierra» y no en el aire.

 

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