Chile tiene una Estrategia Nacional de Electromovilidad y durante este mes se dará a conocer una Hoja de Ruta para el Avance de la Electromovilidad en el país.

Además, cuenta con una de las flotas de buses eléctricos en el transporte público más grandes de América Latina.

En este escenario, el interrogante es si el país está preparado para una transición energética del diésel a nuevas energías en materia de transporte.

“En el futuro sí estará preparado”, responde Ingrid Schumann, analista de Industria de Frost & Sullivan.

Entonces, si es uno de los países más avanzados en la región en la materia, ¿por qué ahora no está preparado?

“Chile ahora está proponiendo diversas iniciativas y propuestas en el sentido de que en los próximos años pueda tener vehículos con nuevas tecnologías con una estructura suficiente para mantenerlos activos y operando”, argumenta Schumann.

Y agrega: “Está preparándose para que eso sea así a partir de leyes y de iniciativas públicas y privadas. Aunque sea un camino con desafíos, es posible principalmente si hay este interés, un estímulo y las condiciones”.

Proyecciones en buses

La empresa estadounidense de consultoría empresarial que ofrece investigación y análisis de mercado expuso en un webinar de Busworld sobre tecnología e innovación como fuerza impulsora en Chile, algunos de los resultados que obtuvo sobre estudios de transporte público.

En uno de ellos se indica el panorama de mercado en relación a ventas de buses en Chile al 2030 y el porcentaje de participación chilena en las ventas a nivel regional, aclarando que la segmentación “regional” incluye a Chile, Argentina, Brasil, México, Colombia y Perú.

Según los datos de Frost & Sullivan, el mercado de buses debe aumentar a una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 9,2% de 2021 a 2030 debido al aumento de la actividad económica y de población urbana.

Si remontamos al año pasado, la participación chilena del mercado de buses en los países mencionados fue de 9,7%.

Y en proyecciones futuras hasta finales de la década teniendo en cuenta la segmentación regional que hace la consultora, Chile participaría del mercado con estos números:

–             2023: 6,9%

–             2024: 6,8%

–             2025: 7,8%

–             2026: 7,9%

–             2027: 8,7%

–             2028: 8,4%

–             2029: 8,2%

–             2030: 8,1%

Estas cifras, entre 2027 y 2030, significarían incorporaciones de 3.500 a 4.000 de buses por año.

Estas estadísticas no son datos menores atendiendo a las metas que la Estrategia Nacional de Electromovilidad le impone al transporte público: en 2035 el 100% de las nuevas incorporaciones al transporte público urbano deberán ser eléctricas, mismo caso para en 2045 las incorporaciones de buses interurbanos.

Sobre este movimiento de mercado, Ingrid Schumann, expresa: “Hay una intención de renovación de flota y es muy importante con relación no solo a la adopción de nuevas tecnologías sino también a mejorar la emisión de contaminantes”.

“Vemos que hay varias iniciativas para proyectar al país como líder de la región incentivando estas nuevas tecnologías”, agrega.

También destaca el mapa de ciudades claves ya que, además de Santiago, también hay proyectos de corredores de buses urbanos eléctricos en Rancagua, Antofagasta, concepción, Temuco, Valparaíso y Puerto Montt.

“En otros países de América Latina vemos que son una o dos ciudades con proyectos pero en Chile son varias”, cierra.