En la ciudad de Barcelona, hay instalados unos 600 puntos de recarga, de los cuales 43 son de carga rápida en vía pública y los demás están en vía subterránea.
Pero, ninguno de estos se encuentra en las gasolineras, quienes por obligación deben tener instalado un punto de recarga de entre 50 y 150 kW para febrero de 2023.
Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), las gasolineras con ventas superiores a los 10 millones de litros de gasolinas y gasóleos en 2019, deberá para febrero de 2023, contar, como mínimo, con un punto de recarga de 150 kW.
Las que tengan más de cinco millones de litros de gasolinas y gasóleos en 2019, su plazo es de 27 meses (agosto de 2023) para colocar, al menos, un punto de recarga superior a 50 kW.
Mismo plazo cabe para las que tuvieron menos de cinco millones de litros, pero estas deberán instalar un punto de 50 kW.
“A mi me sorprende cuando acusan a las administraciones de ser una barrera para la autorización de las concesiones para instalar un conector en una gasolinera”, expresa Ángel López Rodríguez, Director de la Estrategia de Movilidad Eléctrica del Ayuntamiento de Barcelona.
En “Tendencias tecnológicas de la movilidad eléctrica y sostenible en España” de Portal Movilidad España, López reconoce que no hay un registro de cuáles son las gasolineras que debieran instalar puntos de recarga.
Pero, expresa que ellas son quienes saben cuántos litros de combustible han vendido y deberían hacerse cargo.
En la capital de Cataluña hay alrededor de 100 estaciones de servicios de las cuales solo dos se han movilizado para poder tener un cargador instalado antes de las fechas que ha puesto en PNIEC.
Igualmente, no todas deben tener un conector en sus instalaciones, ya que algunas quedan fuera por vender una cantidad menor de litros de gasóleo.
“Solo hemos comenzado a hablar con dos de ellas, pero no por el gestor de la gasolinera, sino por terceros que están interesados en instalar puntos de recarga allí”, comenta el Director de la Estratégia de Movilidad Eléctrica.
A pesar de esta situación, López deja en claro que la estrategia de la ciudad para el impulso a la electromovilidad no va, principalmente, por las gasolineras. Pero, que entiende la necesidad de realizarlo.
“Está claro que la movilidad eléctrica es más una herramienta para reducir externalidades de la movilidad y, por lo tanto, hay que facilitarla”, deja en claro.
Actualmente, Barcelona cuenta con 3.000 coches eléctricos matriculados. De estos, según el registro del Ayuntamiento, utilizan entre un 9 y 12% los cargadores en vía pública.