El anterior equipo de Gobierno municipal de Burgos apostó por ir introduciendo autobuses eléctricos en la flota de este servicio público con la adquisición de dos vehículos.
Sin embargo, el actual ha dado marcha atrás y los cambiará por cuatro propulsados a gas. No es un capricho sino que la decisión obedece a criterios técnicos, según explican.
Al parecer, no tendrían suficiente autonomía para completar todo el turno de una línea sin recargar.
También ha pesado el coste, dado que los eléctricos suponen casi el doble de uno normal pero también la necesidad de realizar obras en las cocheras de la carretera Poza para instalar puntos de recarga.
El concejal de Movilidad, José Antonio López, confirmó que las obras que serían necesarias supondrían una inversión de 60.000 euros en unas cocheras que tienen sus días contados, dado que se quieren trasladar a una parcela de propiedad municipal en Villalonquéjar, en las traseras de los Almacenes Municipales.
«Los autobuses eléctricos tienen el problema de que habría que interrumpir el recorrido de las líneas para llevarlos a cocheras para cargar y que volviesen a salir con el consiguiente trastorno que ello supone. Por ello, hemos descartado la compra de dos autobuses que nos iban a dar un peor servicio y que nos obligaban a gastarnos 60.000 euros en una estación de recarga que iba a ir a la basura cuando se trasladen las cocheras», señaló.
Burgos y su anterior apuesta
Portal Movilidad España conversó con el Concejal de Vías Públicas, Conservación, Ingeniería Industrial, Obras, Tráfico y Servicios, Almacenes Municipales y Participación Ciudadana y Distritos del Ayuntamiento de Burgos, Adolfo Díez Lara.
“Tenemos un déficit de puntos de recarga, no hay suficiente electrificación”, agregaba que el Ayuntamiento “está tomando una iniciativa para fomentarlos”.
El Concejal comentó que se está contactando a empresas del sector y paralelamente se está creando una red de carga “que es perfectamente necesaria”.
Pero, aclara que Burgos al ser una ciudad mediana “efectivamente cualquier cambio que se le quiera aplicar va a tomar no más tiempo” por tener “más alicientes que en una gran ciudad”.
La ciudad llevó en el último tiempo la implantación de 28 puntos de carga rápida, que ayudan a combatir “un inconveniente que tienen las personas al decidir comprar un vehículo eléctrico”, como comenta Díez Lara.
“En uno o dos años habrá una red que, prácticamente, podrá garantizar el uso del vehículo eléctrico”, explica.
La penetración del coche eléctrico en Burgos es baja según los índices de matriculaciones. En toda la provincia se entregaron una cantidad de 104 coches entre híbridos, eléctricos y a gas.
El concejal comenta que de momento no es el “acogimiento esperado” pero las matriculaciones van en alza y mucho más estos últimos meses.
Una situación similar dentro de la ciudad de Castilla y León sucede con el plan Moves que “hubo cierta recepción de la gente pero no la que se tenía en mente”.
“Hoy en día los vehículos eléctricos siguen teniendo un alto precio, también tiene la dificultad de la falta de infraestructura y la escasez de autonomía”, comenta Díez Lara.
Desde el Ayuntamiento de Burgos existen una serie de ayudas de “fomento” del vehículo eléctrico a nivel personal.
Dentro de los incentivos está la rebaja en el Impuesto de Circulación. Además, hay una bonificación del parking de uso rotatorio.