El Ayuntamiento ha informado este viernes de que el Plan de Mejora de Calidad del Aire, que prevé aprobar en el próximo Pleno Municipal, incluirá una propuesta de Zona de Bajas Emisiones (ZBE) más amplia que la que se había presentado en junio de 2021.
Esto es asi, ya que la zona en la que comenzará a prohibirse el acceso a los vehículos más antiguos a partir de mediados de 2023 pasará de 1,4 a 3,1 kilómetros cuadrados.
Así lo han anunciado este viernes en rueda de prensa el alcalde de Valladolid, Óscar Puente; y la concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad, María Sánchez.
Los mismos han explicado los próximos pasos que dará esta nueva normativa, que según ha subrayado el regidor «obliga» a los ayuntamientos de más de 50.000 habitantes a establecer una ZBE antes de finales de 2023.
La propuesta del Plan de Mejora de Calidad del Aire, con la correspondiente ZBE, se presentó en junio de 2021 y posteriormente se abrió un periodo de información pública durante dos meses.
Tras lo cual el Ayuntamiento ha incorporado al documento algunas de ellas y ha decidido optar por una zona de restricciones al tráfico más amplia que la inicialmente planteada, pues su superficie pasa de 1,4 a 3,1 kilómetros cuadrados.
La nueva zona de bajas emisiones, que es la que se someterá a votación en el Pleno municipal el próximo 2 de marzo, amplía sus límites y estará marcada por calles ‘frontera’, por las que sí que se podrá circular sin restricción, como Puente Mayor, Juana de Castilla, Arzobispo José Delicado, paseo Hospital Militar, Arco de Ladrillo, calle Santa Fe, paseo Farnesio, avenida de Segovia, túnel de labradores, calle La Vía, calle Unión, Nicasio Pérez, plaza San Juan, Huelgas, etc.
Por ello, la nueva zona impedirá la circulación de vehículos más antiguos y contaminantes por calles que en la propuesta de junio no estaban afectadas, como el paseo de Isabel la Católica, San Quirce, Miguel Íscar, Gamazo, puente Colgante y Recondo, por las que actualmente se accede a las estaciones de autobuses y tren
Eso sí, está previsto que en los próximos años se aborde la remodelación de la estación de Campo Grande y la nueva terminal de autobuses, a las que se podría acceder desde el paseo de Farnesio, por el que se podrá circular libremente.
Óscar Puente ha explicado que este modelo de zona de bajas emisiones es, según el equipo de Gobierno, «es el que mejor funciona a todos los niveles».
No solo para la reducción de emisiones, que es notable, sino para evitar la congestión del tráfico en algunas zonas determinadas, ya que se dirige a evitar el «tráfico de paso».
Pues ha matizado que sí que se permitiría acceder a la ZBE a para utilizar parking, garajes privados o desplazamientos «con justificación».
Además, el efecto sobre las emisiones contaminantes, según ha explicado María Sánchez, es más intenso que si la ZBE se hubiera fijado en la denominada ‘almendra central’, ya que se ha estimado que en 2030 se conseguiría reducir las emisiones en la zona centro en un 44 por ciento para dióxido de carbono (CO2).
Mientras tanto, en toda la ciudad incidiría con una bajada de la presencia de contaminantes en un 3 por ciento en CO2, un 4,4 por ciento en NOX y un 5,3 por ciento en partículas.
El alcalde ha defendido que la zona centro de la ciudad es donde se generan y se emiten la mayor parte de las emisiones y sus efectos se extienden a toda la ciudad.
El tránsito de los vehículos a motor por esta zona de bajas emisiones quedará restringido, como ya estaba previsto y con múltiples exenciones que todavía se deben concretar, a partir de mediados de 2023 para los vehículos que no cuentan con etiqueta de emisiones de la Dirección General de Tráfico.
El siguiente hito de estas medidas llegará ya el 1 de enero de 2025.
A partir de este momento se ampliará la prohibición de acceso a los vehículos que lleven la etiqueta B, identificada actualmente con el color amarillo y que corresponde, por término general, a los de motores diésel matriculados entre 2006 y 2014 y los gasolina de entre 2001 y 2006.
Y a partir del 1 de enero de 2030 ya solo se permitirá acceder a la zona restringida a los vehículos que tengan etiquetas ECO (híbridos no enchufables, enchufables con poca autonomía eléctrica y propulsados por gas natural o glp) y ‘0’ (eléctricos puros, híbridos enchufables o de pila de combustible).
Así, la restricción que se pondrá en marcha en 2023 afectará a un 28 por ciento del parque móvil de la ciudad (sin etiqueta), la del 1 de enero de 2025 restringirá la circulación de un 35,6 por ciento de los automóviles (etiqueta B) y la de enero de 2030 a otro 29 por ciento (etiqueta C).