Este año, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) ha concedido 219 millones de euros para la adquisición de aproximadamente 1.024 buses eléctricos.

El proyecto se encuentra financiado por los fondos europeos de recuperación NextGenerationEU, destinados a reparar los daños económicos y sociales causados por la pandemia.

No obstante, Jaime Rodríguez Medal, el director de la Confederación Española de Transporte en Autobús (CONFEBUS), sostiene que el diseño de las ayudas a nivel local no es el ideal.

“Observamos que países como Portugal o Alemania ofrecen una diferencia del sobrecoste del cambio tecnológico”, detalla.

En tanto, explica que la inversión necesaria para incorporar autobuses eléctricos a la flota es significativamente superior a la requerida para adquirir vehículos a combustión.

“No solo es más caro, sino que además lleva aparejado inversiones en las instalaciones de la empresa, puntos de recarga, adaptación de los talleres, formación del personal y del conductor, entre otros”, insiste.

En este marco, afirma que los dos países europeos mencionados previamente compensan el sobrecoste que supone la transición hacia autobuses de cero emisiones. 

“Este efecto es muy incentivador para que las empresas se decidan a realizar inversiones de esta índole. Es el diseño de ayudas que nos gustaría ver”, menciona.

Actualmente, España ha incorporado 1.000 autobuses eléctricos urbanos. Es decir, un 10% de su flota.

España cuenta con 1.000 autobuses eléctricos urbanos.

“Quizás el diseño de las ayudas no ha sido el más apropiado. Los incentivos no eran lo suficientemente atractivos”, remarca Rodríguez Medal.

A su vez, el director de Confebus destaca que no hay suficientes puntos de recarga. Por lo que el autobús eléctrico “solo sirve para el entorno urbano”.

Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), en el primer trimestre del 2023 España cuenta con 20.243 puntos de recarga de acceso público.

De ellos, 11.517 son urbanos y 8.726 interurbanos. 

Tan solo el 21% de la infraestructura de recarga de acceso público en España corresponde a carga con potencia superior a 22 kW.

Un total de 6.475 puntos, equivalente al 24%, se encuentran actualmente inoperativos debido a diversas razones, como deterioro, averías o la falta de conexión a la red de distribución eléctrica

“En el entorno urbano la tecnología eléctrica existe, pero en el interurbano no tenemos alternativa a los vehículos de propulsión convencional”, subraya Rodríguez.

Por otra parte, el tercer punto que preocupa al sector de operadores de autobuses se encuentra vinculado con los procedimientos de contratación pública.

Según menciona el director, muchas veces las licitaciones son destinadas «únicamente a quien oferta el precio más bajo a la hora de prestar el servicio». 

Es por ello que las ayudas deberían diseñarse en torno a otros aspectos, “como el medio ambiente, la calidad, la seguridad y la innovación que tengan en cuenta para poder incorporar estos vehículos”. 

Además, los plazos de duración de los contratos están limitados en el tiempo, pero no tienen en cuenta el sobrecoste de estas nuevas tecnologías, que requieren un mayor plazo de amortización para recuperar la inversión.

Al ser un medio de transporte colectivo, el autobús desempeña un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, principalmente por su capacidad para reemplazar vehículos privados. 

“Puede sustituir entre 14 y 30 turismos”, asegura.

“La estrategia de descarbonización de la movilidad tiene que tener en cuenta aquellas tecnologías limpias, porque necesitamos que el transporte esté funcionando a diario y llegue a todas las poblaciones”, concluye.