Empresas asiáticas, especialmente chinas, lideran el proceso de electrificación de automóviles en Brasil, con anuncios de fábricas para la producción de automóviles eléctricos, híbridos e híbridos enchufables.
Los grupos europeos y estadounidenses más tradicionales están a la espera de decisiones sobre una política industrial centrada en la descarbonización y el respaldo de la casa matriz a las inversiones locales en nuevas tecnologías de movilidad.
Con el consumo en rápido crecimiento, los fabricantes chinos comenzaron a elegir otros países para expandir la tecnología eléctrica, y Brasil entró en esta ruta.
Los asiáticos apuestan por un aumento constante del mercado, a pesar de que el segmento participa en sólo el 2,5% de las ventas de automóviles y no cuenta con subsidios gubernamentales para la compra, como en otros países. Además, cuenta con etanol, un “combustible verde”, para reducir las tasas de emisión de carbono.
GWM (Great Wall Motor) y BYD anunciaron inversiones de R$ 10 mil millones y R$ 3 mil millones, respectivamente, en operaciones en el país. El primero compró la fábrica de Mercedes-Benz en Iracemápolis (SP), y el segundo está por cerrar la adquisición de la planta de Ford en Camaçari (BA), ambas desactivadas.
Chery eligió a la vecina Argentina y debe invertir R$ 2 mil millones para producir autos eléctricos y baterías, según fuentes locales.
Entre las automotrices establecidas en Brasil por más tiempo, solo las japonesas Toyota y Caoa Chery producen modelos híbridos flex-fuel (con un motor eléctrico que asiste al motor principal que funciona con etanol o gasolina).
“Con políticas públicas eficientes, las empresas chinas impulsaron y concentraron sus chips en los vehículos eléctricos de batería y están adelante en esta carrera tecnológica”, indica Adalberto Maluf, presidente de la Asociación Brasileña de Vehículos Eléctricos (ABVE).
“Esto hizo que el país ganara gran escala en producción y competitividad, y está liderando el proceso de electrificación en el mundo”.
Según Maluf, en países donde hay políticas públicas para la transición, como México, EE.UU. y algunos europeos, las automotrices locales están anunciando producción.
En el caso de Brasil, las marcas más tradicionales deberán esperar la introducción de una política industrial para definir las inversiones. «Primero tendrán que ganar escala en sus propios países de origen».
Maluf evalúa que los chinos, por estar a la vanguardia desde el punto de vista tecnológico y producir sus propias baterías y semiconductores, no solo van tras mercados que tienen incentivos y política pública, sino también a los que no, como Brasil.
“Saben que sus productos pueden incluso competir con los productos de combustión”, menciona.
Para Henrique Antunes, director de ventas y marketing de BYD, por mucho que los fabricantes de automóviles tradicionales intenten retrasar la electrificación en Brasil, tendrán que seguir el mercado.
“Quien dicta esto es el consumidor y, cuando la oferta sea mayor, hará que el precio baje y el mercado gane protagonismo”, admite. “Pero no vamos a esperar, porque, cuando la demanda esté madura, ya tendremos las condiciones productivas para atenderla”.
El mayor fabricante mundial de automóviles eléctricos e híbridos, BYD, que en 2022 vendió 1,9 millones de unidades en China -casi todo el mercado brasileño- pretende ir más allá y fabricar también chasis para camiones y autobuses en Brasil, actuar en el procesamiento de litio y, en el futuro, incluso fabricar celdas de batería.
La previsión es que, una vez acordada la compra de la fábrica de Bahía, la producción comience a finales de 2024 o principios de 2025. «Lo que es seguro es que vamos a producir vehículos de alta tecnología y desarrollar una local productiva local«, informa Antunes. “Queremos estar a la vanguardia de la electrificación brasileña”.
Con más de 50 años en Brasil, la japonesa Toyota fue pionera en la producción local de vehículos electrificados, con los híbridos flex Corolla (lanzamiento en 2019) y Corolla Cross (2021). Los dos ya representan el 10% de las ventas de la marca en el país y el 30% del mercado electrificado nacional, que sumó 49.300 unidades en 2022.
Stellantis, propietaria de las marcas Fiat, Jeep, Citroën y Peugeot, importa el Fiat 500e eléctrico y el Jeep Compass híbrido enchufable. La empresa está trabajando en el desarrollo de la tecnología híbrida flex-fuel, aunque un auto con esta opción aún no tiene fecha de producción local.
El grupo brasileño Caoa también produce, con la china Chery, dos híbridos en Anápolis (GO), el Tiggo 5 y el Tiggo 7, y su presidente, Carlos Alberto de Oliveira Andrade Filho, dice que habrá nuevos productos de esa línea en la fábrica en Goiás y en Jacareí (SP), que está parada desde el año pasado y debe reanudar sus operaciones en 2025.