2022 fue un año lleno de normativas importantes para la transición a la movilidad eléctrica, como lo fue la determinación para dar con el fin del motor de combustión en 2035. 2023 traerá lo suyo, por lo que se deberá prestar atención a la agenda de la Comisión Europea.

Dentro del programa de Gobierno para este año se destaca: “En los próximos meses adoptaremos ambiciosos paquetes de medidas adicionales en materia de clima y medio ambiente, incluidas las relativas a las emisiones del transporte y la certificación de la eliminación de carbono”.

Entre ellas, una de las más destacadas es la “Iniciativa de flotas corporativas ecológicas”, que se enmarca dentro del Green Deal. 

Cuando en junio de 2022, el Parlamento Europeo votó a favor de la prohibición de las ventas de vehículos con motores de combustión interna, también permitió que  se creen medidas adicionales, en particular para apoyar la demanda de cero emisiones de turismos y vehículos comerciales ligeros.

Como lo indica el texto aprobado, la Comisión Europea prepara leyes dedicadas; uno en la flota privada, el otro en la flota pública. 

Si bien esto último debe abordarse en la revisión de la Directiva sobre vehículos limpios (CVD) e invitar a los Estados miembros a predicar con el ejemplo con un ambicioso plan de electrificación para la flota de las autoridades públicas. 

El 99% de las flotas en propiedad los coches son propiedad de particulares. La dinámica entre las flotas públicas y privadas también es diferente en áreas como el tamaño, las normas de contratación y, por lo tanto, deben tratarse por separado. 

Dentro de la agenda de movilidad también aparece la digitalización como un catalizador de la multimodalidad sin fisuras y la mejora de la sostenibilidad. 

“Propondremos un espacio común europeo de datos sobre movilidad para impulsar la digitalización del sector de la movilidad y fomentar soluciones innovadoras”, afirma el documento.

También se trabajará en la “ecologización” del transporte de mercancías para reducir las emisiones y la contaminación del transporte a medida que se avanza hacia una movilidad más inteligente y sostenible.

Pero, la medida irá apuntada a incrementar el tráfico ferroviario, dejando un tanto de lado a los camiones y métodos de transportes por carreteras.

Programas de créditos de carbono

Desde la Asociación de Electromovilidad de Europa (AVERE) proponen estos programas que exigen que los proveedores de gasolina y diésel compensen sus emisiones comprando créditos a proveedores de combustibles de bajas emisiones como la electricidad y los biocombustibles. 

El éxito de los proveedores de electricidad en ganar una parte de los créditos amenaza la financiación de miles de millones de dólares para el sector de los biocombustibles y los combustibles electrónicos, que incluye empresas como Neste, Phillips 66 y TotalEnergies.

California, Canadá, Alemania y los Países Bajos ya han implementado programas de acreditación exitosos.

Ahora, la Unión Europea está dando los toques finales a la legislación que vería programas implementados en toda la UE para 2025.

Sin embargo, las nuevas reglas pueden tener consecuencias inesperadas a medida que se adopta un nuevo enfoque para contabilizar las reducciones de emisiones logradas por los vehículos eléctricos.

De hecho, el ahorro de carbono de la electricidad está tan infravalorado en el proyecto de ley de la UE que, según un análisis de BNEF, los créditos de electricidad para el transporte por carretera se reducen en un 60 % hasta 2030.

Las nuevas normas pueden cambiar miles de millones de dólares de la electricidad en el transporte a los biocombustibles. Podría decirse que dar más apoyo a los biocombustibles basados ​​en cultivos, que los legisladores de la UE han dicho que quieren disuadir.