España | Infraestructura de Carga
jueves 29 de julio de 2021
Así es el proyecto español que busca marcar estándares para carga inalámbrica de coches eléctricos
INCIT-EV, proyecto para el testeo y despliegue de esta tecnología, está desarrollando un ambicioso plan que involucra tanto carga estática como una en movimiento de hasta 130km/h.
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A día de hoy, la recarga de vehículos eléctricos sigue siendo uno de los temas clave a la hora de hablar de su despliegue: cómo cargar, a qué potencia y de tal manera de que sea cómodo para el usuario.

La recarga inalámbrica tiene el potencial de facilitar este proceso, aunque es cierto que aún se encuentra en etapas tempranas de su desarrollo. Es en esta materia que el proyecto INCIT-EV, del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), busca marcar una diferencia.

INCIT-EV es un consorcio formado por 43 socios y cuenta con un presupuesto de 18 millones de euros, con el financiamiento del programa Horizon 2020 de la Unión Europea. Comenzó en enero del año pasado, con un plazo estimado a cumplirse en diciembre de 2023.

Tras la primera fase teórica, ya concluida, este año se está avanzando en la realización de demostradores (siete en total) y prototipos de los equipos de testeo, de cara a julio de 2022. Se desplegarán en cinco ciudades europeas y a diversos tipos de carga, entre ellas la inalámbrica.

Esta última cuenta con tres de los demostradores, uno en Zaragoza y dos en París. El primero es a carga inductiva estática, de 50kw, pensada para uso de taxis, mientras que en París se trabaja hasta 90kw y en movimiento, hasta una velocidad de 130km/h.

Miguel Zarzuela, Project Manager en CIRCE, adelanta a Portal Movilidad cómo avanza la iniciativa.

“El de París es el primer demostrador inalámbrico que a velocidades autovía busca conseguir la recarga en movimiento”, explica.

El reto está en que el sistema de bobinas por debajo del asfalto se active y desactive en el momento adecuado para que la corriente de carga sea constante en el vehículo, sin importar la velocidad a la que se mueve.

Su aplicación de prueba es para un tramo de 80 metros, y la potencia –entre 30 a 90kw– se da en función de la potencia de carga de la que dispone el vehículo circulante.

Esta instalación es más compleja porque a una velocidad de hasta 130km en autovía puede haber un desalineamiento de las bobinas del suelo con respecto a las del vehículo, en función de si este se encuentra posicionado hacia un costado u otro: esto no ocurre en estática.

“Hemos trabajado en resolver este enlace inductivo y al final se ha conseguido un desalineamiento aceptable en torno a metro y medio hacia un lado u otro, que nos permite garantizar las suficiencias y potencias necesarias”, cuenta Zarzuela.

Actualmente se están llevando a cabo las licitaciones que permitirán avanzar hacia una fase práctica en 2022. El objetivo último será proveer un estudio riguroso y pionero para este tipo de carga.

“La carga inalámbrica ayuda mucho al usuario, que no debe pensar más en cables ni tanto en la carga porque se dará automáticamente, incluso viajando, lo que a su vez incrementa la autonomía del vehículo”, describe el experto.

A largo plazo, permitiría reducir el tamaño de la batería en vehículos urbanos ya que se recuperaría carga cada cierta cantidad de kilómetros. A su vez, esto reduciría el coste de los coches.

Por lo pronto, esta promesa exigiría un alto desarrollo del sistema, el cual tiene sus costes. Pero para nichos como buses, taxis y camiones, las rentabilidades podrían ser altas y, quizás, más cercanas en el tiempo.

Cómo el proyecto INCIT-EV propone un marco para la estandarización

Uno de los objetivos clave de la iniciativa es la producción de un cargador inalámbrico de bajo coste, de precio similar a los cargadores de cable comercializados en la actualidad.

CIRCE utiliza una tecnología a base de carbono silicio que permite que el mismo cargador se pueda utilizar en los distintos tipos de carga, es decir, son escalables, lo que permite utilizar una misma base y que el sistema sea replicable, redundando en un menor coste de manufactura.

En este punto, entra en juego un elemento clave: la estandarización.

“El equipo busca promover la estandarización de los protocolos de comunicación y recarga inalámbrica”, explica Zarzuela.

El proyecto trabaja con una frecuencia de recarga de 85 kilohertzios, mientras que hasta ahora se utilizaron menores. Esta de 8 será la nueva que se espera se estandarizará para la recarga inalámbrica a nivel internacional: se buscará establecer esta carga en los tres demostradores.

“Un mismo vehículos, con el mismo equipo, debería poder cargar tanto en el demostrador estático, como el de 50km/h y el de 130km/h de París: hasta ahora nunca se había hecho un único diseño para poder utilizar en todos estos casos”, puntualiza el Project Manager.

Las normas actualmente no están lo suficientemente desarrolladas para un estándar comercial, algo en lo que el proyecto de CIRCE puede aportar su grano de arena al compartir los resultados para conformación de este estándar.

“Es un precedente único de cara a esta estandarización de la recarga inalámbrica”, concluye Zarzuela.

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