El lunes de la semana anterior el Gobierno argentino a través del ministerio de Desarrollo Productivo y el Banco Nación firmaron un convenio con 15 empresas para comercializar bicicletas eléctricas con alto porcentaje de integración nacional en marco del Plan de Desarrollo Productivo Verde.
El programa busca inyectar 3 mil millones de pesos en 20 mil créditos a tasa subsidiada con un plazo de 24 a 36 meses y máximo hasta el 100% del valor de la bicicleta eléctrica con un tope de 200 mil pesos.
La lógica indica que quienes opten por estas bicicletas eléctricas puedan bajarse del auto y con el dinero que se ahorre en combustible, estacionamiento y otros gastos, se abone la cuota de la compra.
La empresa mendocina Enerby es una de las impulsoras del acuerdo. En conjunto con la firma cordobesa Tomaselli, fabricante de bicicletas y cuadros, tiene una capacidad productiva de 500 bicicletas mensuales hacia 2022 y con la posibilidad de aumentar la producción a medida que crezca la demanda.
En este caso ofrecerán un modelo que entra en los parámetros establecidos en el acuerdo como “Urbana II”. Esto implica: rodado 26”, cuadro de acero, horquilla rígida, motor trasero de 36V, batería con celdas genéricas, 6/7 velocidades con frenos V-Brake y autonomía de 40 kilómetros entre otras especificaciones.
Así como se comprometen a poder garantizar la demanda, también lo hacen con el incremento de los porcentajes de integración nacional a medida que avance el Programa.
Enerby por ejemplo, aunque no sea obligatorio, desarrolla un modelo de luces y cargadores para fabricarse también en el país.
“Adaptamos las líneas de trabajo de bicicletas tradicionales a eléctricas. Además, diseñamos las ebikes de cero para tener productos de calidad y posicionar a la industria donde se merece”, sostiene Nelson Negretti, socio fundador de Enerby, a Portal Movilidad.
En tanto, explica: “En conjunto se deciden las características técnicas: prestaciones, autonomía, público al que estará destinada y adaptarla a las circunstancias. Por ejemplo, los modelos urbanos en Europa no llevan suspensión pero acá sí por el estado de las calles”.
En este proceso se debe considerar que los nuevos diseños deben estar listos para ser fabricados en masa y a escala y crear matrices. En la producción del cuadro, en general de acero, es donde más se destinan puestos de trabajo.
Los componentes electrónicos se llevan un énfasis especial, fundamentalmente la batería y el cableado. Además de la post venta con service, controles y mantenimiento.
Financieramente tiene un impacto significativo dado que este programa obliga a incrementar la capacidad de producción por lo que todo se multiplica: inversiones, stock, empleados, espacio y tiempo.
“En nuestro caso al aliarnos con otra empresa que ya fabrica bicicletas, el personal se capacita para un perfeccionamiento de su tarea y a la par se crean nuevos puestos de trabajo”, indica Negretti.
Cabe destacar que de las encargadas de presentar este proyecto de fabricación de bicicletas eléctricas en el país fueron la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL) y Cámara de la Industria de Motovehículos, Bicicletas, Rodados, Motopartes y Bicipartes argentinas (CIMBRA).