La cumbre de mandatarios de la Unión Europea (UE) y América Latina y el Caribe (CELAC) que concluyó en Bruselas donde coincidieron ampliamente en promover la democracia, los negocios y la acción climática, pero no llegó a la unanimidad cuando trató el tema de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Nicaragua, en apoyo de Moscú, se negó a suscribir el párrafo 15 de los 41 que contiene la declaración final de esta tercera cumbre –ocho años después de la segunda- entre UE y CELAC-.
En ese párrafo, los otros 59 países de ambas orillas del Atlántico expresaron “nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania”, con lo que cargaron el peso de la culpa sobre la invasión de tropas rusas iniciada en febrero de 2022.
Más allá de esa desavenencia, los gobernantes europeos, latinoamericanos y caribeños celebraron la reanudación de sus encuentros, de su diálogo político y de sus acuerdos económicos y la cooperación en materia ambiental y climática.
En paralelo hubo numerosas reuniones bilaterales y grupales, como la que abordó el tema de la crisis política en Venezuela, entre figuras del oficialismo y la oposición de ese país con los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Colombia, Gustavo Petro, y Francia, Emmanuel Macron.
En el campo económico y de la cooperación lo más destacado fue el anuncio de la Comisión Europea de asegurar el financiamiento, por 50 500 millones de dólares, para más de 100 proyectos de desarrollo y conservación, de aquí a 2027, en América Latina y el Caribe.
Por ejemplo, el desarrollo de parques industriales y cadenas de valor de economía verde en México.
En el caso de Guatemala, combatir la contaminación de cuencas y sostener el suministro de agua a su capital.
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En El Salvador, cofinanciar el tren del pacífico y la línea uno del Metro de San Salvador; en Honduras, construcción de una presa para producir energía sostenible, y en Costa Rica proyectos de pesca y agricultura sostenibles, electrificación del transporte y financiación y desarrollo de bonos verdes.
En Panamá se apoyarían proyectos de transición energética. En Colombia el apoyo iría a la producción de hidrógeno verde y energías renovables, aumentar la conectividad a internet para 85 % de los colombianos y aportar a la línea 2 del Metro de Bogotá.
Respecto de Perú se prevé promoción del turismo sostenible, respaldo a sus planes de interconexión eléctrica y mejora de la movilidad urbana en varias ciudades.
Y en Bolivia se exploran inversiones para explotar litio, mineral estratégico para la transición energética global y del cual ese país tiene cuantiosas reservas.
En Brasil los proyectos se dirigen fundamentalmente hacia la Amazonia, para prevenir la deforestación y promover la bioeconomía sostenible, y para financiar iniciativas de eficiencia energética verde y promoción del hidrógeno verde.
En Argentina la atención se dirige a cadenas de valor de materias primas críticas como el litio y el cobre, producción de energía renovable, inversión en eficiencia energética, energías renovables y en bioeconomía, según IPS noticias.
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En Uruguay, se apoyaría la producción de hidrógeno renovable y la adaptación de la infraestructura del puerto de Montevideo, y en Chile las cadenas de valor de materias primas críticas y la producción de combustibles neutros en carbono.
República Dominicana destina a su infraestructura de transporte urbano, y a la gestión del agua y de residuos.