Las sanjuaninas Arminda Mamaní, Maria Sardella y Pamela Ramos forman parte de un equipo junto a otros investigadores de Olavarría (Buenos Aires), que crearon un componente electrónico para autos eléctricos con los residuos de la industria del cannabis medicinal.
Se trata de un supercapacitor, con características superiores a las del mercado con carbón activado a partir de las hojas y los tallos sobrantes del cáñamo industrial.
Diario Huarpe dialogó con Sardella y Mamaní, del Instituto de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) que en coordinación con el Conicet (Consejo Nacional de investigaciones Científicas y Técnicas) pudieron sintetizar este supercapacitor con resultados sobresalientes.
“Tiene como capacidad de almacenamiento 2,87 faradios, mientras que los comerciales por lo general tienen 1 faradio de almacenamiento”, reveló.
Se podrá usar en autos híbridos o eléctricos.
“Para que funcione necesitas una cantidad constante de energía. Para prenderlo necesitas más energía, de usa un supercapacitor en un circuito en serie que se activa y entrega energía rápido y sigue funcionando la batería. Se usa de forma combinada un supercapacitor y una batería para el sistema de frenado”, explicó la especialista.
Mejor aún, puede usarse en computadoras en circuitos integrados cuando hay bajas de tensión, en este caso, entregará energía rápidamente para que el sistema se mantenga funcionando.
El equipo también está integrado por Federico Ponce (Olavarría), Marcela Bavio (Olavarría) y Florencia Jerez (Olavarría), el estudio está muy cerca de publicarse en una revista inglesa Journal of Energy Storage, dedicada a aspectos del almacenamiento de energía.
La investigación tiene objetivos ambientales de vanguardia. “De la planta de cannabis solamente se aprovecha la parte de la flor, hay una cantidad de material residual que son las hojas tallos y raíces que no tiene una explotación comercial en este momento”, dijo Sardella.
El componente luego se utilizará en la industria de la electromovilidad para reducir el uso de combustibles fósiles.
Carbón activado y su uso ambiental
El carbón activado es un material porosos inicialmente se desarrollaron con el objetivo de retener compuestos, con el auge del cuidado ambiental se ha usado mucho para descontaminar afluentes acuosos, puede ser usado también para retener agroquímicos, metales pesados o en este caso, energía eléctrica.
Cómo es el proceso
El residuo del cannabis (hojas y tallos) se convierte a carbón activado deshidratándolo con materiales con carbono a fin de lograr un material poroso.
“Estudiamos sus capacidades texturales, que tenga porosidad, disponibilidad de superficie interna. Esto da un indicio si este material puede almacenar energía eléctrica”, expresó.
De ahí se pasa a la caracterización electroquímica, se trabaja con celdas electroquímicas, se sintetiza un electrodo midiéndolo en una celda con un electrolito, “ahí se ve si almacena energía eléctrica, de qué manera lo hace, cuanto tiempo tarda en almacenarla, cuanta energía entrega a cierto tiempo, cuanta potencia tiene y cuánto tiempo dura almacenando”.
Se han obtenido carbones en diferentes condiciones, estudiando la influencia de la temperatura, la relación de impregnación que se puede hacer con activaciones físicas y químicas. “Con este último se obtienen más poros, el hidrógeno de potasio nos ha dado mejores resultados”.
El trabajo del Instituto de Ingeniería Química
El Instituto de Ingeniería Química desde hace tiempo viene trabajando el aprovechamiento de residuos de la agroindustria como la poda del olivo, el orujo, el escobajo de uva y carozos de aceituna.
En el ámbito de la energía, además de la aplicación de tallo y hojas de cáñamo industrial, también se hizo biocombustible a partir del aceite de borra, un aceite residual muy contaminante de la instruía del olivo.
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