Las baterías de estado sólido podrían reducir la huella de carbono de las baterías de los vehículos eléctricos (EV) en un 29% en comparación con las baterías de iones de litio líquidas actuales.
De hecho, podrían reducirla aún más utilizando materiales de origen sostenible, explicó Transport and Environment (T&E).
Según una comparación de una de las baterías de estado sólido más prometedoras con la tecnología de iones de litio y el uso de fuentes sostenibles de este mineral, la huella de carbono de una batería podría reducirse hasta en un 39%.
«Los vehículos eléctricos ya son mucho mejores para el planeta», indicó Cecilia Mattea, directora de vehículos limpios de T&E, en un comunicado.
«Pero la tecnología de estado sólido es un cambio radical porque su mayor densidad de energía significa que se necesitan muchos menos materiales y, por lo tanto, muchas menos emisiones para fabricarlos», agregó.
Las baterías de estado sólido, que utilizan material cerámico en lugar de electrolitos líquidos para transportar corriente eléctrica, podrían almacenar más energía, cargarse más rápido y ofrecer mayor seguridad.
Los fabricantes de automóviles, incluidos Ford y BMW, están trabajando con proveedores para desarrollar baterías de estado sólido y deberían comenzar a aparecer en vehículos eléctricos en la segunda mitad de esta década.
Esta tecnología requiere menos grafito y cobalto, un metal producido principalmente en la República Democrática del Congo, que tiene un gran sector informal con un legado de prácticas laborales inseguras y trabajo infantil.
T&E aseguró que los nuevos métodos de extracción de litio, como los pozos geotérmicos, emiten mucho menos CO2 que las fuentes más utilizadas, incluido el litio de roca dura que se extrae en Australia y se refina en China.