Efrain Figueroa, director ejecutivo de Renova, la empresa de fabricación de baterías y su tratamiento para su segunda vida, conversa con Portal Movilidad sobre la falta de normativas y las condiciones actuales para la actividad
“Hay una necesidad importante de regulación. El Gobierno debería ser más abierto en lo que respecta a los aranceles. El litio aún se toma como cualquier otro metal de reciclaje con impuestos altísimos y el costo de purificación aún no es rentable sin incentivo”, afirma Figueroa.
Cabe destacar que hacia principios del 2023 se espera que las autoridades comiencen con el tratamiento de la norma que regule las baterías eléctricas.
La medida encontraría un antecedente en la Ley General de Economía Circular, la cual busca que el valor de los productos, materiales y recursos se mantengan vigentes dentro del ciclo económico durante el mayor tiempo posible para reducir al mínimo la generación de residuos.
Además, dentro de la ley se prevén tanto multas como incentivos a los fines de cumplir este objetivo.
Por otro lado, la empresa comercializa baterías para la conversión eléctrica de vehículos a combustión (retrofit). Según el CEO, allí también aparecen dificultades vinculadas a la desregulación del sector.
“México es un país en donde las personas no tienen el dinero físico real disponible para hacer la conversión inmediata. No hay financiamiento a falta de regulación en ese sector”, indica Figueroa.
Y añade: “El Gobierno todavía no da placas ecológicas a vehículos convertidos, aunque se le haya sacado el motor a combustión”.
Este último punto implica la certificación de que el vehículo no emite gases de efecto invernadero.
Además, el empresario calcula que la inversión para retrofit toma aproximadamente de seis a ocho años en retornar, otro punto que explica cómo la falta de regulaciones determina a este mercado como reducido.
Con respecto a las políticas que viene aplicando la dirigencia de AMLO, el integrante de Renova valora de forma positiva el proyecto que se lleva a cabo en Sonora, aunque añade una advertencia.
“Puede funcionar bien, pero es importante tener en cuenta que van a pasar de tres a cinco años hasta poder exportar el mineral. Otros países no cuentan con la capacidad de purificar al 99% el litio, lo suficiente para ensamblar celdas y eso es un problema”, valora el CEO de Renova.
Destaca: “Ese es el reto, no tanto la extracción sino la purificación”.
Cabe mencionar que el procesamiento de los minerales para la confección de celdas de almacenamiento no se lleva a cabo en México. A estos fines, desde Renova se destaca la necesidad de establecer alianzas.
“México tiene los recursos en las minas como el polvillo resultante del reciclaje. Necesitamos alianzas con manufactureras de celdas. Para desarrollarlas necesitamos patentes que ellos ya tienen”, explica Figueroa.
Con respecto a la posibilidad de incursionar en otros mercados, Efrain Figueroa está “poniendo el ojo” en la carga pesada como un nicho prometedor.
“Se trata de una industria ya consolidada con gastos operativos constantes que se pueden disminuir incorporando soluciones de movilidad eléctrica. Ya estamos trabajando en convertir flotillas”, declara el CEO.