Hace algunas semanas Diego Solans, representante de Ecoriders, debió concurrir al corralón municipal de la ciudad de Rosario, Argentina, para retirar su automóvil. Ya que no contaba con su coche, tomó su monopatín, casco y se dirigió al lugar para poder realizar el trámite pertinente.
Al llegar quienes trabajan en el lugar no le permitieron ingresar con su vehículo de movilidad personal, ya que sostenían insistentemente que el mismo no estaba homologado y de ingresar se lo deberían retirar.
“Ante esto quede sorprendido por el desconocimiento que poseen sobre las regulaciones de estos segmentos. Hace al menos seis meses se encuentra vigente el decreto que limita y dispone el uso de los monopatines eléctricos en las calles de la ciudad”, relata Diego Solans a Portal Movilidad.
En octubre del 2020 la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) reglamentó el uso de monopatines y patinetas eléctricas. En el documento se estableció que sólo pueden circular por las ciudades en calles y avenidas, la velocidad máxima es 30 km/h y la utilización del casco es obligatoria.
Asimismo, la ciudad de Rosario el pasado 17 de febrero del 2021 emitió por su parte una regulación propia donde adhiere a las cuestiones previstas a nivel nacional donde permiten la circulación de “vehículos de una o más ruedas dotados de una única plaza y propulsados exclusivamente por motores eléctricos que pueden proporcionar al vehículo una velocidad máxima comprendida entre 6 Y 25 km/h Y una potencia (nominal continua) máxima de quinientos (500) Watts”.
Planteado esto, ¿Diego Solans estaba incumpliendo alguno de los puntos detallados en las regulaciones?
La respuesta es no, ya que su vehículo contaba no solo con las especificaciones técnicas indicadas y también con el caso, elemento de seguridad que se exige para circular en zonas urbanas.
Es así, que el representante de Ecoriders destaca el hecho de que los propios encargados de regular la seguridad vial desconocen el instrumento legal propio por el cual se asegura la circulación en las ciudades.
Asimismo, la historia no quedó allí. Al día siguiente debió concurrir al mismo lugar, pero en un horario diferente. Al presentarse nuevamente con su monopatín se encontró con la misma escena.
El agente de tránsito de turno realizó el mismo reclamo, por desconocer la reglamentación vigente en su propio distrito, y Solans debió esperar aproximadamente una hora para un trámite que podría haberle llevado tan solo unos minutos.
Proyectos para el reordenamiento de la ciudad
Tras esta experiencia, Diego Solans entiende que no debe buscarse un gran cambio, sino que deben darse pequeños pasos para avanzar sobre la incorporación y mayor conocimientos de estos segmentos.
A su vez, reconoce el hecho de que hoy en día la micromovilidad no es una de las prioridades de los municipios, pero sí puede serlo el reordenamiento de las ciudades.
«Debemos dejar de pensar que somos islas individuales e intentar generar un trabajo en conjunto desde todos los sectores de la movilidad sostenible, desde peatones, usuarios de bicicletas, monopatines eléctricos y otros segmentos puedan desplegarse de una manera más amena”, reflexiona.
Por ello, en el último tiempo han mantenido reuniones con representantes del concejo municipal con la intención de generar un proyecto progresivo que comience a “devolverle las ciudades a la gente”.
De esta manera, buscarán que en los espacios públicos los protagonistas sean los usuarios y no los vehículos. “Aquí no hay una solución absoluta, pero si hay una general que abarca no solo a los monopatines, sino que a todos”, explica en este sentido.
Por ello, apuestan a que al generar un mayor ordenamiento vial se podrá comenzar a avanzar poco a poco sobre el avance de una movilidad más sostenible.