Las alianzas entre automotrices y empresas técnicas enfocadas en la reutilización y reciclaje de baterías de litio ya son moneda corriente en la industria de la electromovilidad. 

Sin embargo, en países como Colombia, generar sinergias y explotar esta segunda vida aún son prácticas poco frecuentes. 

Además de dar como resultado un beneficio ambiental, desarrollar y legislar esta rama de la movilidad eléctrica abriría puertas a nuevos negocios. 

“Los nuevos mercados que se pueden generar a partir de las baterías son de gran importancia. Estas poseen la capacidad de generar o mejorar fuentes económicas”, asegura Pablo Castellanos Ramelli, cofundador de Batx. 

Y agrega: “Colombia ya tiene capacidades para iniciar este tipo de proyectos como sucede a nivel mundial y tiene un mercado que está rápidamente madurando”. 

Sin embargo, aún restan dos cuestiones a resolver por parte del sector público y privado.

“Desde el Gobierno todavía deben darse políticas públicas comprensivas y prácticas que inviten e incentiven a la profundización y masificación de la reutilización y el reciclaje de estas baterías”, advierte, en principio, Castellanos.

De hecho, una tarea pendiente para el Ministerio de Ambiente mencionada en la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (ENME) consiste en definir el segundo/tercer uso de las baterías y de los lineamientos para la disposición final del vehículo eléctrico y sus componentes.

En segundo lugar, indica: “Las empresas aún están pendientes de sintonizar el uso de sus baterías, que han terminado el primer ciclo de vida, en la transición energética. Es necesario que esto se dé a un paso más acelerado del actual”. 

Las automotrices, por su parte, ya trabajan en esa dirección. 

Por ejemplo, la empresa de reciclaje de baterías Redwood Materials, creada por uno de los fundadores de Tesla, J.B. Straubel, y Toyota se han asociado para recolectar y reciclar las baterías que llegan al final de su ciclo de vida útil.

Otro caso es el de Jaguar Land Rover. En conjunto con la firma Off Grid Energy, las unidades del crossover eléctrico I-Pace serán reutilizadas como unidades de almacenamiento de energía limpia, sirviendo así cuando la red sea inestable o no pueda conectarse. 

¿Qué oportunidades comerciales podrían presentarse?

Castellanos afirma que podría generarse infraestructura en estaciones de carga para vehículos eléctricos, especialmente flotas grandes y concentradas, que pueden saturar una red eléctrica. 

En ese sentido, las baterías ayudan a cargar la unidad en el momento en que lo necesitan, complementadas por la red eléctrica tradicional.  

Además, estos dispositivos permitirían dar asistencia en estaciones de carga rápida para reducir el estrés generado a la red eléctrica. 

Por otro lado, dado que estas unidades son particularmente eficientes para el almacenamiento de energía solar y eólica, pueden graduar y administrar de manera inteligente la disponibilidad energética. 

“Esto es muy importante porque uno de los más grandes retos de la implementación de energías renovables es la firmeza en su generación”, afirma Castellanos durante el Foro de Transición Energética organizada por la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (ANDEMOS).

Luego, se explaya: “Una red eléctrica de carácter nacional no puede respaldarse únicamente en la generación solar o eólica porque un fenómeno climático puede desestabilizar la red entera. Además, los picos de generación generalmente no corresponden con los de consumo”. 

Otra posibilidad es montar estaciones de generación energética en los pequeños poblados apartados, apoyados por baterías que almacenen la energía que se genera y no se consume constantemente, para que en el momento en que la población la necesite tenga energía disponible. 

Por último, podría reemplazarse las baterías de plomo ácido altamente ineficientes que se utilizan en las telecomunicaciones por aquellas de ión litio más económicas, de rápida respuesta, mejor calidad y durabilidad.