Por un tiempo se debatió qué debe llegar primero si el vehículo eléctrico o la infraestructura de carga. Parece ser que de manera tácita se llegó al acuerdo que primero debe consolidarse la red de recarga.

Para alcanzar ese punto, empresas solicitan la elección de un conector para ordenar el mercado y brindar seguridad a los inversores. ABB Colombia no queda fuera de este pedido.

Al respecto, Lorena Osorio, Building and infrastructure segment specialist en ABB Colombia, menciona: “Es el momento de prepararnos, de hacer un uso adecuado de la infraestructura de carga y de pensar en el ciclo de vida de los productos que utilizamos”.

“No tiene sentido que pensemos en proyectos amigables con el medioambiente si tenemos que modificarlos en tres o cinco años. Es ver los proyectos sostenibles como un todo”, indica.

Cabe recordar que el gobierno colombiano trabaja en un borrador de normativa que establece un tipo de conector obligatorio a nivel país en los puntos de carga público. Por parte de las empresas se espera la presentación de ese documento con las modificaciones requeridas.

En ese orden de idea, Osorio ejemplifica con los casos de Chile y Brasil que han tomado la decisión de optar por el CCS 2 y rescata que incluso en este último, el comercializador de los vehículos que arriban con otro conector debe entregar el adaptador.

Asimismo, agrega que dichas medidas deberían ir acompañadas por un sistema tarifario de energía que distinga por hora cresta y hora valle donde en esta última los costos sean significativamente menor que es cuando se realizan las cargas de vehículos en las residencias.

“La infraestructura de carga requerida está ligada a la ventana de tiempo que hay para la recarga del vehículo”, afirma Osorio en Latam Mobility Virtual Summit. Y pone en la mesa la última licitación de Transmilenio donde se determinó que deberían ser cinco horas para la recarga del total de la flota en cada uno de los patios.

Según la portavoz de ABB en Colombia, en esta proyección del sistema de recarga, hay que destacar la necesidad de contar infraestructuras que garanticen altos niveles de confiabilidad y eficiencia energética así como la correcta elección de todos los componentes para no generar armónicos en la red eléctrica.

En este contexto, es importante considerar que el informe del 2019 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) predice que América Latina y Caribe en 20 años generará el doble de electricidad con respecto a 2016. Esto significa que se pasará de 1550 teravatios hora a 3000. Además, gracias a los recursos, las energías renovables no convencionales tendrán una participación que incrementará del 2% al 11%.