La industria automotriz está cambiando a gran velocidad. Las nuevas tecnologías empiezan a desplazar a los autos con motor de gasolina por eléctricos, tal es así que la Planta Ford de Hermosillo habrá de modificar sus líneas de producción y redefinir su lista de proveedores.
Los nuevos tiempos obligan a las grandes armadoras y también a los gobiernos a subirse a la “ola eléctrica”. De lo contrario las automotrices salen del mercado y los países se rezagan en lo económico.
Lo mismo deberán hacer los proveedores de todos los tamaños: Se alinean o desaparecen.
En Sonora, quienes ahora le surten a Ford insumos y/o materias primas, están obligados a especializarse de acuerdo a las nuevas exigencias de los eléctricos.
Lógicamente los proveedores más dinámicos, astutos e inteligentes sobrevivirán a las nuevas demandas de la planta automotriz local, mientras que los menos visionarios “y lentos” se quedarán en el camino, por más buenos proveedores que hayan sido en el pasado.
Obvia decir que todo aquel acostumbrado a surtir todo lo que tenga que ver con motores de gasolina, transmisiones y otros aditamientos propios de los autos “tradicionales”, no aparecerá en la renovada lista de proveedores “en la era de los eléctricos». Se salvarán si se transforman.
El “golpe eléctrico” viene tan duro que moverá todo el modelo operativo de las armadoras y Sonora podría sufrir las consecuencias si proveedores y Gobierno no hacen lo necesario desde ahora y de forma competitiva.
El Gobierno federal, a través del canciller Marcelo Ebrard anticipa que el próximo 12 de septiembre México presentará la hoja de ruta para el desarrollo de los autos verdes.
Eso lo comunicó recientemente cuando anduvo en la planta Cuatitlán de Ford y reconoció la producción del Mustang, el cual por cierto está a punto de fabricarse en su versión eléctrica.
Según El Imparcial, para Ebrard en el 2030 al menos la mitad de los vehículos que se vendan en el país deberán ser eléctricos.
Tal predicción de Ebrard está a tono con los nuevos tiempos del automóvil, pero choca con la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien le apuesta a las refinerías y a los trapiches movidos por burros.
El gobernador sonorense, Alfonso Durazo, promueve que la Planta Ford de Hermosillo se convierta en una gran factoría de electromovilidad, dado que la entidad cuenta con bastas reservas de grafito y de litio para la producción de baterías.
La propuesta duracista suena bien, pero el litio en Sonora sigue en el subsuelo y el Gobierno mexicano -carente de recursos-, acaba de imponer barreras a la inversión privada, que es precisamente la que conoce sobre la explotación del llamado “oro blanco”.
De todas formas, en este renglón de las baterías para los autos eléctricos, ya hay en el mundo una gran oferta y competencia.
El gigante del automóvil japonés Honda y el fabricante de baterías surcoreano LG Energy Solution acordaron un emprendimiento conjunto para invertir 4.400 millones de dólares en una nueva planta de baterías para autos eléctricos en EU.
Se proyecta que la construcción de la planta comience el próximo año con el objetivo de una producción masiva de células para baterías de litio avanzadas para finales de 2025.
Esta novedad se ventila después de que el poderoso Estado de California anunciara que todos los coches nuevos vendidos a partir de 2035 sean modelos de cero emisiones.
A la par de las baterías de litio, se avanza a toda velocidad en la definición de los motores eléctricos. Este será el siguiente gran paso en el desarrollo de los nuevos autos.