El litio, que se encuentra en el subsuelo de los salares de la puna argentina, será uno de los temas que analizarán los presidente Alberto Fernández y Joe Biden cuando se reúnan este miércoles en el Salón Oval de la Casa Blanca, en Washington. En la actualidad, hay dos empresas que extraen litio en el país, una es estadounidense.
“Es una discusión económica, pero sobre todo geopolítica. Estados Unidos tiene interés en el litio nacional, pero también mira con recelo el posicionamiento de China sobre ese recurso natural en sudamérica”, explicó una fuente del gobierno nacional.
Estados Unidos marca la importancia estratégica del litio en Argentina, el segundo país con mayores reservas del mundo y el cuarto productor mundial de ese metal liviano esencial para la transición energética hacia la descarbonización y la consolidación de la electromovilidad que se propuso el mundo desarrollado para atemperar el denominado cambio climático.
Argentina es receptora de más de 40 proyectos de inversión para extraer litio en el NOA. En su mayoría, los proyectos provienen de Canadá y Australia, pero los de capitales chinos, si bien son menos cantidad, son muy dinámicos y se están instalando rápidamente.
Cerca del 90% del litio que importa Estados Unidos proviene de Argentina y de Chile.
El gobierno nacional y las provincias dueñas del recurso (Salta, Jujuy y Catamarca) están trabajando para regular la extracción de litio y desarrollar la cadena de valor a nivel local para lograr que el país incremente su participación en la cadena global de las baterías de litio, un mercado que se espera represente 400 mil millones de dólares en 2030.
Un desafío complicado porque China es el principal productor de baterías de litio del mundo.
La administración de Biden hizo gestos en dos direcciones: la titular del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, Laura Richardson, marcó la relevancia de los recursos existentes en el triángulo de litio que conforman Argentina, Bolivia, Chile y lo contextualizó directamente en la competencia comercial y tecnológica entre su país y China, que tiene también invierte y se interesa por los recursos naturales de la región.
Por otra parte, Biden promulgó en agosto del año pasado la Ley para la Reducción de la Inflación, un paquete extraordinario de incentivos fiscales para la transición energética con beneficios para fabricantes de baterías de vehículos eléctricos, pero con una restricción expresa al régimen para los los minerales y derivados que provengan de países que no tengan acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Chile tiene acuerdo, y Argentina no.
Esa situación está en la agenda de temas que propuso el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, que está a la espera de la letra de la reglamentación de esa ley de incentivos de Biden, pero ya advirtió que si Argentina no recibe el mismo trato que otros países con acuerdos de libre comercio, las empresas estadounidenses con inversiones en Argentina podrían verse forzadas a vender su producto a otros mercados, por ejemplo, China.
Hace dos semanas, recuerda Letra P que la secretaria de Energía, Flavia Royón, recibió al vicesecretario de Energía de los Estados Unidos, David Turk, para analizar el tema del litio. En el comunicado conjunto establecieron que están buscando que “Argentina y Estados Unidos colaboren en cadenas de suministro de minerales críticos, sostenibles y responsables».
Estados Unidos tiene dos gigantes mineros ya instalados e invirtiendo en el país. Desde la década del ´90 -con cambios en su composición societaria- en Catamarca, en el Salar del Hombre Muerto, la controlante es la empresa estadounidense Livent y su subsidiaria en Argentina, Minera del Altiplano SA que opera en Proyecto Fénix. Allí producen carbonato y cloruro de litio para exportar.
El año pasado anunciaron que van a triplicar la cantidad de toneladas de litio productivo hacia el año 2025.
Livent Corporation, con sede en Filadelfia, tiene entre el 20% y el 25% del mercado global del hidróxido de litio, es proveedora de Tesla, Toyota, Mercedes Benz, por ejemplo.
En Argentina tuvo algunos “tropiezos”.
En 2022, la Dirección General de Aduana (DGA) descubrió que la empresa subfacturó exportaciones y le generó un perjuicio al fisco por 8 millones de dólares, fue multada en 6.700 millones de pesos. En febrero, un camión de la empresa volcó y derramó en los salares 20 mil litros de ácido, según informó el gobierno catamarqueño.
La otra minera de litio norteamericana es Albemarle, con sede en Charlotte, Carolina del Norte, que tiene presencia en Estados Unidos, Australia, China, Alemania y Chile. En el salar de Atacama, Albemarle es una de las dos únicas empresas que explotan el litio en Chile desde 1980. La empresa es socia de Tianqi Lithium, un gigante Chino y operan juntos la mina de litio más grande de Australia: Greenbushes.
Albemarle tiene en Catamarca, la concesión para explorar la existencia de litio en el Salar de Antofalla, donde ya dijeron que hay muy buenas prospecciones para producir litio de alta calidad. El año pasado designaron Country Manager en el país, Luciano Berestein, que dejó su cargo de director Ejecutivo en la Cámara Argentina de Empresarios Mineros.