Los desafíos de la electrificación de la producción han llegado a todos los fabricantes por igual. En Europa, donde los países se han comprometido a reducir el nivel de emisiones contaminantes -lo que incluye naturalmente a los vehículos- el proceso se muestra urgente, aunque no todas las empresas han demostrado la misma adaptabilidad.
Un nuevo análisis llevado a cabo por Transport & Environment (T&E) comparó a los principales fabricantes automovilísticos del continente ante el desafío de la electrificación del parque para 2030, dando como resultado a Volvo y Volkswagen como los únicos dos preparados para la transición a tiempo de su producción.
Según el estudio, son las dos empresas con planes con estrategias más «agresivas y creíbles», mientras que otras han elaborado objetivos ambiciosos pero que no se apoyan en proyectos «suficientemente sólidos».
Como parámetro, se tomó en cuenta los principales objetivos desplegados y las ventas de vehículos eléctricos de batería, además de la capacidad de formulación de una estrategia industrial que apunte en este sentido. Otro punto observado fue la dependencia de ciertos fabricantes en los modelos híbridos.
Cuál es la situación en España
De acuerdo a Isabell Büschel, directora de T&E en España, los resultados del índice de preparación de los fabricantes ante la transición eléctrica muestra que «tanto España como Europa tienen interés en respaldar proyectos como Future Fast Forward (F3) de Seat y el grupo VW».
En ese sentido, se remarca que un mayor avance de los fabricantes hacia estos vehículos no solo ofrece oportunidades para el ambiente sino que también para las empresas: «Se trata de una forma de asegurar puestos de trabajo de calidad y con futuro para la producción local de pequeños vehículos eléctricos de batería, celdas de batería y toda la cadena de valor de la movilidad eléctrica», señala Büschel.
El estudio afirma que se espera que la producción de vehículos eléctricos supere las ventas de vehículos de combustión interna en 2030 en un 50,2%. Ante esto, empresas como Ford asumieron el compromiso de que su producción sea 100% eléctrica para ese año, aunque T&E afirma que, a este paso, solo el 13% lo será.
El informa advierte sobre depositar la esperanza de la transición en los compromisos de los fabricantes ya que «por lo general son insuficientes», habiendo fallado en instancias anterior otros objetivos similares planteados de forma colectiva. «El gobierno de España debería defender el endurecimiento de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para coches y furgonetas en la próxima revisión», alerta Cristian Quílex, experto en políticas públicas de ECODES.
Para él, se requiere una estrategia industrial que favorezca la producción local de estos vehículos como frente a la importación desde otros países con normativas medioambientales menos ambiciosas.
En España, se requeriría un esfuerzo radical para llegar a las cifras a las que se ha comprometido el país. Mientras que el Gobierno estableció de meta llegar a los 5 millones de vehículos eléctricos para 2030, las matriculaciones actuales indican que se precisa un 13.500% más para poder cumplir con los objetivos de la ley de cambio climático.
Al ritmo actual, solo el 7% del parque español será neutro en carbono en 2030, según revela la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos (GANVAM).