Para satisfacer la alta demanda de vehículos eléctricos, las cadenas de suministro de baterías y minerales deberán decuplicarse, según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
En 2021, la compra de cero emisiones batió récords nuevos: casi el 10% de las ventas mundiales de autos fueron eléctricas, cuatro veces su participación de mercado en 2019. Además, el gasto público y privado invertido en estos vehículos se duplicó en relación con el 2020.
Asimismo, cabe destacar que hubo cinco veces más modelos disponibles en relación con el 2015. Incluso la mayoría de los principales fabricantes están anunciando planes para acelerar aún más la electrificación de sus flotas.
Si bien los países poseen objetivos ambiciosos, es importante tener en cuenta las cadenas de suministro de baterías y minerales. Lo cierto es que a medida que la movilidad eléctrica se expanda, la presión sobre estas cadenas aumentará.
Se estima que la demanda de baterías crecerá alrededor de 340 GWh en la actualidad, para llegar a 3500 GWh para el año 2030. En este sentido, los componentes de las celdas y su suministro también tendrán que expandirse bajo la misma cantidad.
Por otro lado, vale mencionar que la provisión de algunos minerales tendrá que aumentar hasta un tercio de cara al 2030.
Por ejemplo, según el Escenario de Compromisos Anunciados (Announced Pledges Scenario, APS), la demanda del litio deberá crecer seis veces a 500 kilotoneladas para 2030, requiriendo el equivalente de 50 nuevas minas de tamaño medio.
Recordemos que actualmente las cadenas de suministro giran alrededor de China.
El gigante asiático produce las tres cuartas partes de todas las baterías de iones de litio y alberga al 70% de la capacidad de producción de cátodos y el 85% de ánodos, componentes clave de los acumuladores eléctricos. Por esta razón es probable que una buena parte de las cadenas continúen siendo chinas.
¿Cuáles son las tendencias del mercado?
En 2021, China representó la mitad del crecimiento del mercado de vehículos eléctricos. En dicho país se vendieron 3,3 millones de unidades, es decir, más vehículos que en 2020 en todo el mundo.
Por otra parte, en Europa la demanda continuó creciendo con fuerza hasta un 65%, llegando a 2,3 millones unidades después del auge de 2020.
En Estados Unidos aumentaron a 630.000 unidades tras dos años de declive. Cabe resaltar que el primer trimestre del 2022 mostró tendencias de ventas similares.
En consecuencia, la compra de baterías para vehículos eléctricos se duplicó en 2021. China experimentó un crecimiento sin precedentes y representó la mayor parte de la demanda: casi un 140% más que en 2020. En Estados Unidos el desarrollo también fue importante ya que la demanda se duplicó con creces.
Si bien en Europa el aumento de la demanda fue ligeramente más bajo que el año pasado, aun así creció más del 70%.
Las baterías de níquel siguen dominando el mercado
Una característica clave que define a las baterías es su química catódica que determina su rendimiento.
Para el sector automotriz, tres categorías de cátodos son las más relevantes en la actualidad: óxido de litio, níquel, manganeso y cobalto (NMC); óxido de aluminio de litio-níquel-cobalto (NCA); y fosfato de hierro-litio (LFP).
Los NMC y NCA son cada vez más dominantes ya que ofrecen alta densidad de energía basada en mayor contenido de níquel en el cátodo. Sin embargo, este hecho requiere procesos de producción más complejos y controlados.
En cambio, LFP es una química de menor costo, más estable y posee un ciclo de vida más largo.
Las químicas basadas en níquel, como NMC y NCA, dominaron el mercado de baterías de coches eléctricos en 2021. Sin embargo, hubo un gran resurgimiento de LFP en los últimos dos años.
En 2021 la demanda de cátodos y ánodos aumentó junto con la demanda de baterías.
Mientras que la demanda de material catódico alcanzó las 520 kilotoneladas (kt), más del doble desde 2020, la de material anódico también se duplicó para alcanzar los 300 kt.