Frente al auge que ha tenido la micromovilidad eléctrica en el sector a nivel nacional, la empresa cordobesa RVN ha comenzado a recibir consultas a lo largo y a lo ancho de la Argentina sobre sus monopatines eléctricos.
Es así que, con fuertes expectativas de cara al inicio de un nuevo año, la firma se encuentra en el tejido de una nueva red nacional de distribución para sus productos. De esta manera, Carolina Bugliotti, gerente de la compañía, confirma: “Apostamos a que muchas más empresas y emprendimientos se sumen a vender estos segmentos entre sus líneas de productos”.
En este sentido, desde la empresa consideran que es momento de comenzar a actuar no solo por medio de consumidores finales, sino también como distribuidores para locales más pequeños.
Asimismo esta expansión no viene solo de la mano de las ventas, sino que también desde el desarrollo del sistema de post venta de RVN, uno de los puntos más fuertes que tienen dentro del sector.
En el último tiempo han concretado una serie de acuerdos con Ecletas y otros talleres del país para brindar un servicio técnico a la amplia cantidad de repuestos que importan.
Ante esto explica: “Sabemos que este detalle le brinda mucha tranquilidad al cliente a la hora de comprar porque no corre el riesgo de tener que esperar hasta seis meses para volver a usar su monopatín frente a un altercado”.
Acompañados de estos dos puntos de desarrollo, continúan apostando a la ampliación de su catálogo de productos, el cual está integrado por 17 modelos de tres marcas: Vsett, Dece y Hero.
Al pensar en sus consumidores y en las tendencias que ven al adquirir un monopatín eléctrico destacan que usualmente se suelen generar dos disputas entre las cualidades de los productos.
Por un lado, se prioriza la autonomía por sobre la velocidad, cuestión que hace que el portfolio de productos esté en su mayoría caracterizado por tener baterías de 23 amperaje. Por otro lado, se antepone el precio por sobre el diseño.
Frente a esto, la representante de RVN admite que las tendencias han cambiado desde que dieron sus primeros pasos en el sector, como así también la aceptación de los productos.
“Nuestros primeros pronósticos de venta habían sido muy conservadores, pero el crecimiento durante este año fue muy acelerado hasta el punto que llegamos a quebrar el stock y vender todos nuestras unidades en preventa”, admite Carolina Bugliotti.
Debido a este crecimiento exponencial de la micromovilidad en la Argentina, reconoce que es necesario que se lo legisle debidamente.
En este marco, reflexiona: “De acá a dos o tres años va a haber un monopatín eléctrico en cada casa de familia, de acá a diez años quizás todos tengamos un auto eléctrico. Por esto hay que reconocer que este cambio ya está pasando”.
Es por ello que en el último semestre junto a otros actores del sector crearon la Asociación Civil de Micromovilidad Eléctrica (ACME), con el objetivo de solicitar un panorama legislativo mucho más abarcativo y de carácter local.
En este sentido, no solo adjudicaron responsabilidad sobre el Estado sino que también sobre el sector privado, para que dé lugar a que se generen más “espacios monopatín amigable”. Esto se debe a que principalmente los usuarios se enfrentan al rutinario conflicto de no poder ingresar a ciertos lugares con el vehículo o de no disponer de un espacio para dejarlos mientras realizan trámites o compras.