La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E, por sus siglas en inglés) ha pedido que no se «malgasten» los electrocombustibles, como el hidrógeno o el e-diesel, en el transporte por carretera ya que son «más necesarios» para descarbonizar la movilidad aérea y marítima.
Un estudio, encargado por dicha asociación, concluye que los electrocombustibles deberían priorizarse para su uso en aviones y barcos, los cuales en su mayoría no pueden utilizar baterías para su descarbonización y, por lo tanto, generarán una demanda «enorme» de este tipo de combustibles.
Así, el documento recoge que para la circulación de tan solo un 10% de los automóviles terrestres con hidrógeno y otro 10% con e-diesel en 2050 se necesitaría un 41% más de energías renovables que si estos fuesen vehículos eléctricos con baterías.
Además, si la mitad de los camiones funcionase con hidrógeno y la otra mitad con e-diesel consumirían un 151% más de recursos renovables en 2050 que en el caso de ser directamente electrificados.
Para T&E, estas cifras demuestran que el hidrógeno y los electrocombusibles deberían utilizarse prioritariamente en aquellos casos en los que no existe otra alternativa, como la aviación y el transporte marítimo.
«Para que tan solo una parte de los vehículos utilicen electrocombustibles, se requerirán turbinas eólicas que cubran una superficie equivalente a la de Dinamarca. Esto no tiene ningún sentido», reivindica el director de Energía y Electricidad de T&E, Geert De Cock.
Según la asociación, alimentar los barcos europeos con amoníaco e hidrógeno y los aviones con queroseno sintético supondría un consumo de renovables de aquí a 2050 superior al que sería necesario si todo el transporte por carretera estuviese directamente electrificado.
Entre otros aspectos, T&E también ha celebrado la nueva estrategia de movilidad de la Comisión Europea, que pretende que la aviación y el transporte marítimo se recupere de la crisis del covid-19 dejando de usar combustibles fósiles. Sin embargo, la asociación ha lamentado que la dependencia de los biocombusibles en lugar de los electrocombustibles corre el riesgo de provocar un gran «desastre ecológico».
«Para 2030, la Comisión quiere que los aviones y los barcos comiencen a utilizar combustibles alternativos. Pero dice que la mayor parte provendrá de los biocombustibles y solo una pequeña parte de los combustibles basados en hidrógeno», critica la T&E.
Según el director ejecutivo de T&E, William Todts, la última «aventura» europea con los biocombustibles fue un «fiasco» que provocó la deforestación en todo el mundo. «Ahora tenemos una gran alternativa en combustibles de hidrógeno renovables que no solo son más limpios, sino que también representan una gran oportunidad industrial», ha sentenciado.