Chile avanza bajo un amplio proceso de elaboración participativa, el diseño de su Estrategia Climática de Largo Plazo. Estas estrategias, conocidas como LTS por sus siglas en inglés, permiten a los gobiernos definir las acciones que se requieren desde hoy para detener la crisis climática, al mismo tiempo que se maximizan los beneficios de la transición a economías cero emisiones netas y resilientes, considerando como no deteriorar problemáticas actuales, aprovechar las oportunidades que significa el desarrollo sostenible y teniendo como foco a las personas en sus territorios.
Informados por la ciencia y las oportunidades de un desarrollo sostenible, varios países han tomado la decisión de transicionar hacia economías carbono-neutrales para 2050 y han definido sus LTS, incluyendo Reino Unido, Francia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Bután y Costa Rica. Y muchos otros están en el proceso de diseño, incluyendo Chile, Colombia, y Perú. En muchos casos, estas estrategias están siendo usadas actualmente para ayudar a sentar las bases para una recuperación sostenible de cara la pandemia mundial.
Una carbono–neutralidad exitosa requiere construir de manera conjunta una visión de país
La crisis climática nos afecta a todos y todas. La respuesta a ésta requiere por tanto de una conversación nacional. Una LTS que no considere múltiples objetivos de desarrollo, prioridades nacionales y realidades locales e institucionales es probable que sea finalmente inviable en su implementación.
Lograr la carbono-neutralidad es posible, existen las tecnologías y soluciones para lograr las transformaciones requeridas en todos los sectores de la economía.
Por ejemplo, necesitamos facilitar un despliegue masivo de energía de fuentes renovables y tecnologías eléctricas, como los vehículos eléctricos. Dichas tecnologías son cada vez más baratas y que además contribuyen a mejorar la calidad del aire de nuestras ciudades y a la creación de empleos.
América Latina y el Caribe puede ahorrar USD 621 mil millones anuales si los sectores de energía y transporte alcanzan la neutralidad de emisiones en 2050. Según un reciente análisis del BID y la OIT, transitar hacia la carbono neutralidad en la región, podría generar 15 millones de empleos al 2030 en sectores como la agricultura sostenible, la silvicultura, la energía solar y eólica, la manufactura y la construcción.
La carbono-neutralidad también va de la mano de un mayor uso de transporte público y no motorizado, la reducción del desperdicio del consumo de energía y alimentos, y la protección y regeneración de ecosistemas naturales como nuestros bosques y manglares.
Por tanto, es crítico realizar análisis técnicos robustos y construir de manera conjunta en un diálogo multiactor una visión de cómo queremos ver la dirección de desarrollo de nuestros países.
La experiencia chilena muestra un ejemplo de proceso amplio de consulta y co-construcción
Chile ha trabajado en una política de Estado para enfrentar el cambio climático, la cual se fortalece con el Proyecto de Ley marco de Cambio Climático, ingresado en enero de este año al congreso.
Este proyecto establece la meta de carbono-neutralidad y resiliencia del país al 2050. El camino para lograr esta meta, los objetivos, metas e indicadores sectoriales serán definidos en la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP) que se encuentra en proceso de elaboración y debe considerar además la NDC actualizada que presentó Chile en abril de este año.
El diseño de la ECLP en Chile está centrado en un proceso que toma lugar durante todo este año con más de 80 talleres e instancias participativas, con representantes del gobierno de los diferentes ministerios y agencias a nivel nacional y subnacional, sector privado productivo y financiero, academia y sociedad civil, con una representatividad a nivel regional, étnica y de género que permita enriquecer e informar una visión conjunta de Chile al 2050.
Este amplio proceso está siendo liderado por el Ministerio de Medio Ambiente de Chile, trabajando de manera conjunta con todos los sectores del gobierno, y culminará con una consulta ciudadana formal en 2021 de la propuesta de Estrategia Climática de Largo Plazo.
Este ejercicio en Chile cuenta también con el apoyo técnico y financiero de agencias internacionales, incluyendo el BID, PNUD, ONU Medio Ambiente, FAO, Cepal, GIZ, la Unión Europea, Euroclima+, FMAM, NDC Partnership y el Banco Mundial.
Aún cuando participa un gran número de cooperantes y existen múltiples actividades, estos esfuerzos no son fragmentados o repetitivos. Al contrario, gracias al liderazgo del Ministerio de Medio Ambiente y al espíritu de colaboración de todas estas entidades, los múltiples apoyos se encuentran coordinados para agregar valor y generar sinergias.
Por ejemplo, se ha creado un cronograma de trabajo único y un marco lógico de trabajo que clarifica los objetivos y sinergias de las diferentes actividades de apoyo y su papel para informar la LTS.
En junio 2020, el BID realizó 6 talleres sectoriales por medios virtuales para informar estrategias robustas para la carbono-neutralidad en sectores de energía, transporte, industria y minería, residuos, agricultura, bosques y biodiversidad.
Los talleres contaron con la participación de 148 personas, y los resultados serán usados para informar análisis cuantitativos liderado por la academia, donde se aplican métodos de toma de decisión robusta sobre las opciones de mitigación que ofrecen mayores beneficios de desarrollo y costos manejables para el país.
Estos talleres son un ejemplo de cómo la visión de los actores locales puede ser usada como base para el desarrollo de análisis técnicos. Además, los talleres fueron coordinados con otra ronda de talleres apoyados por el Banco Mundial, con quienes aseguramos las mayores sinergias posibles.
La descarbonización y una recuperación sostenible requieren la participación de todos
Para que todos los sectores y la sociedad civil puedan participar, necesitamos crear espacios para recibir sus aportes. Los recientes talleres en Chile son un modelo a seguir. Además, Chile es también un ejemplo de canalización efectiva de cooperación internacional. Demostrando que desde el proceso de diseño de una LTS se puede facilitar no solo el trabajo conjunto de diversos actores a nivel nacional, pero además se puede facilitar el direccionamiento y articulación de la cooperación internacional.
El BID continúa apoyando a Chile y otros países latinoamericanos y caribeños en este proceso diseño de LTS a través del proyecto de NDC INVEST. Siempre con un espíritu colaborativo ligado al objetivo que todos compartimos en este caso, que Chile tenga una LTS robusta y co-construida para guiar al país de forma efectiva hacia la carbono-neutralidad al 2050, fortalecer su resiliencia y generar beneficios de calidad de vida para todos los chilenos.