Se acrecienta cada vez más la lista de ciudades latinoamericanas que pilotan o tienen en sus proyectos la electrificación del transporte público menor en el segmento de taxis. Tal es el caso de Montevideo, Ciudad de México, Bogotá o Medellín, entre otras.

Un programa que ya tiene 50 unidades eléctricas recorriendo las calles de Santiago de Chile es “Mi Taxi Eléctrico”. A modo de asesoría, Javier Rojas, profesional de electromovilidad de la Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE), explica a Portal Movilidad las claves para concretar proyectos de este tipo.

Rojas considera relevante abordar en primera instancia la disponibilidad de mercado, teniendo en cuenta no dejarse llevar por lo que dice el proveedor mismo. La clave es contar con los conocimientos técnicos necesarios para poder comparar y saber efectivamente cómo va a funcionar el vehículo.

También es necesario darle prioridad a la infraestructura de carga, realizando el trabajo de entender los requerimientos técnicos tanto para la pública como la privada. Ambas tendrán un rol que cumplir en un proyecto de electromovilidad de estas características.

Otro aspecto es tener certezas sobre la disponibilidad de repuestos y el servicio técnico de los profesionales especializados en el tema, así como de los servicios asociados. El objetivo es evaluar de manera eficiente este cambio de tecnología desde el punto de vista económico.

Sobre Mi Taxi Eléctrico y los aprendizajes

Javier Rojas admite que la experiencia no estuvo exenta de tropiezos pese a que salió bastante bien.

Sobre estos obstáculos explica: “No fuimos, por ejemplo, capaces de dimensionar bien los tiempos que nos iba a tomar la implementación. Chocamos contra la realidad de las redes de distribución eléctrica.

«Los entes fiscalizadores lamentablemente están muchas veces atados de manos para poder presionar a las empresas privadas a que cumplan con lo que dice la normativa en Chile”, agrega.

El profesional realizaba estas declaraciones en las Segundas Jornadas de Movilidad Eléctrica y Sostenible de la Cumbre Mundial de Economía Circular organizadas por la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC).

En ese sentido, compara: “Estos aprendizajes le sirven a todos, claramente hay cosas que ocurren solamente en Chile. Aquí en Córdoba la distribución eléctrica está en manos de la provincia y está todo coordinado entre generación, transmisión y distribución».

«Por ende, es mucho más controlado y se puede apuntar a dónde se quiere priorizar dependiendo de las políticas públicas que es algo que nosotros no pudimos hacer», sostiene.

En definitiva, los aprendizajes desde el punto de vista técnico, de tiempo y de la realidad de las viviendas con los que se encontró la ejecución de “Mi Taxi Eléctrico” son replicables a varios lugares de Latinoamérica.

Como recomendación final, Javier Rojas plantea que es juntarse con alguien que sepa de antemano y escuchar las recomendaciones para que el proyecto salga mejor.