Hinicio realizó una serie de estudios que concluyeron que Costa Rica tiene muy buenas condiciones para producir hidrógeno verde a un costo competitivo, pero el limitante principal es el valor de la energía eléctrica ya que el 80% del precio final está relacionado directamente con ello.
Julián González, consultor senior de Hinicio, menciona que es un aspecto a resolver para encontrar la paridad económica con un vehículo convencional, a pesar que los electrolizadores son eficientes en el uso de la energía.
Como una primera medida menciona: “Proponemos que la energía que sea utilizada para la electrolisis tenga una tarifa diferenciada, pero todavía no se ha analizado con la empresa eléctrica con el detalle y el rigor que requiere”.
“Dicho eso, encontramos que hacia 2025 – 2035, para flotas intensivas, los costos totales de propiedad entre vehículos a hidrógeno y convencionales se deberían equiparar y ser competitivos”, sostiene.
Respecto a los incentivos tributarios indica que una solución sería extender los ya vigentes destinados a las energías renovables y los vehículos eléctricos livianos hacia el hidrógeno verde y los vehículos con celda de combustible para hacerlos más asequible.
También comenta que debe resolverse la categorización del hidrógeno como combustible o energético porque al momento no es considerado como ninguna de esas dos, por lo que restringe que se pueda transportar en las carreteras o ser eventualmente dispensado en estaciones dedicadas.
Sumado a eso, expresa la necesidad de expedir normas técnicas que permitan producirlo, transportarlo y dispensarlo manera segura.
“Principalmente porque la comercialización de los combustibles convencionales la centraliza la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE) y esta no está facultada para vender energéticos que no sean derivados de los hidrocarburos, también habrá que descifrar un modelo para su comercialización a futuro”, precisa.
En consecuencia, sugiere redefinir el rol de esta entidad e incorporar al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en el modelo de desarrollo de la tecnología.
Asimismo, afirma que el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) debe ser quien lidere por parte del gobierno la estrategia nacional de promoción del hidrógeno.
Distribución
Otro punto a destacar es el diseño de una red de distribución y carga del hidrógeno.
La inversión económica para la infraestructura costaría entre los 1.5 y 3 millones de dólares por cada estación dependiendo de la cantidad de kilogramos que se dispensen al día.
“En un análisis preliminar se plantea que el país tenga hacia 2030, por lo menos 7 estaciones para dar un radio de cobertura mínima así estos vehículos pueden recorrer el país sin inconvenientes”, explica.
En ese sentido, considera: “Si bien la movilidad con hidrógeno está sobre todo orientada a las flotas de vehículos pesados y de larga distancia como buses y camiones, la expansión también debe hacerse para abastecer vehículos livianos de la misma manera progresiva que con los cargadores de vehículos eléctricos a baterías”.
“Una vez haya una red de cobertura mínima, comenzarán a instalarse puntos secundarios para robustecer el sistema”, continúa.
Las estaciones estarían distribuidas estratégicamente basadas en un análisis del transporte carretero junto a un estudio topográfico y las autonomías promedio de los camiones.
La tecnología del hidrógeno tiene la ventaja de poder adaptarse a dos modelos de negocios: que una empresa tenga su electrolizador y con eso se abastezca o esquematizar una infraestructura centralizada y que se distribuya a las estaciones.
“Habría que plantearse cuál de los dos es el más óptimo para Costa Rica, pero depende netamente de quién comercializaría el hidrógeno y de las normativas que se establezcan, y es un estudio que debería hacerse más adelante”, observa.
Sobre el rol de los fabricantes indica que tienen interés en participar en una primera instancia en pilotos, pero en flotas que superen las 15 unidades porque para flotas menores no les resulta conveniente, al tener que ofrecer su servicio post venta.