Como en toda iniciativa que cuenta con impulsores y detractores, el rechazo a la reforma eléctrica del domingo fue considerada un alivio para un importante sector, especialmente para parte de aquel que apunta al desarrollo de la electromovilidad en el país y las energías renovables. 

Respecto a la nueva normativa, varios actores coincidían en que la energía estaría más contaminada y sería más costosa que en la actualidad. Es decir, un retraso en la descarbonización de la matriz energética y, por ende, un golpe al objetivo de los vehículos eléctricos. 

José Zozaya Délano, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en su momento había declarado que “la reciente reforma eléctrica puede significar algún tipo de obstáculo” y “que va un poco en sentido contrario a la tendencia global”. 

Hoy, tras el fallo y pensando en el segmento de unidades eléctricas, afirma: “Desde luego vemos con optimismo el hecho de que la reforma en los términos planteados no haya sido aprobada”.

Nicolas Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Movilidad y Transporte (AMTM), asegura que “en términos generales, el hecho de que la reforma no haya prosperado fue bien visto por el sector empresarial”. 

Desde el sector energético, expertos sostienen que se trata de un “alivio” desde el punto “en que no empeoran las cosas”, y destacan que probablemente el presidente propondrá una nueva iniciativa, aunque más adelante. 

Igualmente, cabe resaltar que AMLO no se quedó con los brazos cruzados y utilizó un plan B que, al menos salvaría una parte de su proyecto: la nacionalización del litio. 

Tras la respuesta en contra recibida el domingo, el presidente logró que se aprobaran en lo general y lo particular los artículos no reservados de la Reforma a la Ley Minera que promueve la soberanía de México ante el litio.

La visión del mandatario respecto a este mineral tiene en la cúspide a la famosa transición energética y, por consiguiente, al futuro encontrado en la movilidad eléctrica. 

“Nos reservamos la posibilidad de meter el litio en la Ley Minera, porque es un mineral estratégico para el desarrollo futuro, para desplazar el petróleo: no se va a poder modernizar la industria sin el litio”, aseguró AMLO.

Al respecto, Víctor Ramírez, consultor de Energía, comenta: “Se trata de algo político, no van a desarrollar nada. El presidente solo quiere tener discurso ahora que perdió la elección”. 

La realidad es que las reservas de litio que cuenta México tienen algunas particularidades que convierten su explotación en un proceso complejo y costoso. 

“Lo que tenemos en México puede servir para baterías, pero hay que procesar el mineral con ácidos porque en este caso se trata de un derivado de sulfato. A diferencia de lo que sucede en Chile o Bolivia, cuya sal es más fácil de procesar y, en consecuencia, los costos son menores”, advierte José Celis, consultor especialista en energía y director de Mitiga CO2.

Y agrega: “Además, la industria todavía no está tan desarrollada. Entonces, por el momento, el costo beneficio no es positivo para la nación”.