Oslo está en camino de convertirse en la primera ciudad capital del mundo con un sistema de transporte público totalmente eléctrico. Apunta a ese objetivo para fines de 202, como parte de su meta de convertirse en la primera del mundo totalmente libre de emisiones para 2030.
El impulso del transporte implica reemplazar sus autobuses que funcionan con diésel por 450 eléctricos, en el marco de un programa de 500 millones de coronas (US$47 millones) que, según Sirin Stav, vicealcaldesa responsable de Medio Ambiente y Transporte, ahorrará dinero a la ciudad a largo plazo.
“El mantenimiento es más barato, también es menos costoso para los operadores de los buses eléctricos”, aseguró. «Con todo, esta es una situación en la que todos ganan«.
Alienta a otras ciudades a seguir el ejemplo de Oslo (la ciudad de 700.000 habitantes ya electrificó la mayoría de los transbordadores que navegan por el fiordo en el que se encuentra) y señala que, en su última licitación, los autobuses eléctricos eran un 5% más baratos que los equivalentes diésel.
La medida de Oslo se produce en medio de un impulso global de las principales ciudades del mundo para tratar de reducir la contaminación del aire, y mientras los gobiernos y activistas finalizan los preparativos para la cumbre climática de la ONU COP27 del próximo mes en Egipto.
Ingvild Roerholt, asesora en cuestiones de transporte de ZERO, un grupo ambientalista noruego, indicó que el lanzamiento del autobús marcó un importante paso adelante para la ciudad.
«Sin embargo, es importante que Oslo en el futuro se asegure de que haya transparencia en la cantidad de emisiones asociadas con la producción de estos transbordadores y vehículos», agregó.