Dentro de la movilidad menor en Chile, la Ley de Tránsito considera desde el año 2018 el concepto de “ciclo”. La normativa cita: “Vehículo no motorizado de una o más ruedas, propulsado exclusivamente por una o más personas situadas en él, tales como bicicletas y triciclos”.
Asimismo agrega: “También se considerarán ciclos aquellos vehículos de una o más ruedas que cuenten con un motor auxiliar eléctrico, de una potencia nominal continua máxima de 0,25 kilowatts, en los que la alimentación es reducida o interrumpida cuando el vehículo alcanza una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora o antes si el ciclista termina de pedalear o propulsarlo, los que se considerarán para los efectos de esta ley como vehículos no motorizados”.
Esto permite que por las ciclovías esté autorizada la circulación de este tipo de micromovilidad que engloba lo sustentable e incluye lo eléctrico. Y es por este transporte por el que están apostando algunas comunas chilenas, tal caso de Cerro Navia y La Cisterna, ésta última cuenta con un estudio y propuesta en desarrollo actualmente en etapa de evaluación por parte de la autoridad.
Así lo confirma José Antonio Villa, Gerente de Estudios Viales de MVTO – Gestión en Movilidad, empresa dedicada a realizar estudios viales y de transporte, también a generar soluciones de tránsito mediante diseños viales que fomenten la seguridad vial, la integración de modos y el transporte sustentable.
“Hoy en día en Chile existe una fuerte demanda por la movilidad sustentable, lo que ha aumentado el parque de vehículos que usan las ciclovías; dentro de ellos los scooter eléctricos son un modo que ha cautivado a un segmento transversal de la población”, introduce Villa.
Además cuenta: “Nos encontramos desarrollando dos proyectos que consideran proyectar ciclovías llamadas “temporales”, una medida de gestión impulsada por la autoridad para el desplazamiento seguro en tiempos de pandemia. Ambos proyectos suman cerca de 8 kilómetros de ciclovías temporales”.
El concepto “temporal” de las ciclovías permite que sean menos costosas en su implementación, debido al ahorro de elementos usados para las ciclovías de alto estándar.
Por ejemplo, ciclovías temporales en Ñuñoa aprobadas el pasado mes de octubre, en las que participó José Antonio Villa como Jefe Subrogante del Departamento de Ingeniería de la Dirección de Tránsito, consideraban un valor aproximado de USD 27.000/kilómetro.
Según datos de la Cámara de Comercio de Santiago, las importaciones de scooters y bicicletas eléctricas aumentaron en 179% el año 2020. “Todo esto se ha producido muchas veces sin existir la infraestructura vial que ofrezca seguridad a estos modos, por lo que estimamos que el uso de estas ciclovías temporales podrían tener un alza en el uso de ciclos mayor al 20% del tránsito actual”, estima el Gerente de Estudios Viales de MVTO.
La importancia de planificar la micromovilidad eléctrica
Villa realiza especial énfasis en que el estudio, planificación y gestión vial en proyectos de movilidad eléctrica es fundamental.
Al respecto comenta: “Los actuales modos de transporte que utilizan combustibles fósiles han generado un daño al medio ambiente irreparable y las nuevas generaciones poseen una mentalidad que permite pensar en vivir de manera sustentable y sostenible”.
Y agrega: “Sin embargo, por casi 100 años cerca de un 80% del espacio público fue entregado a un solo modo de transporte (automóvil particular) y los costos de esto los estamos experimentando hoy: altos niveles de congestión, estrés en los desplazamientos, contaminación acústica-visual-polución, fallecidos y lesionados graves, daño a la infraestructura, costos social en general, etc”.
“La manera de corregir esto es mediante los Planes de Movilidad, instrumentos de planificación territorial que permiten compensar el uso de espacios público a otros modos de transporte, en especial a los sustentables y de usuarios vulnerables”, concluye José Antonio Villa.